Del cura para abajo

Yohir Akerman
16 de mayo de 2021 - 03:00 a. m.

El temible general (r) del Ejército Rito Alejo del Río sigue contando algunas verdades a medias ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que en su macrocaso 004 investiga la violencia de Antioquia y el Chocó.

Rito Alejo, conocido como “el pacificador del Urabá” —por el papel que desempeñó dentro del comando de la Brigada 17 desde diciembre de 1995 hasta diciembre de 1997—, evidentemente tiene mucho más para contar sobre esa violenta época en la que los paramilitares y el Ejército trabajaron mancomunadamente. Pero enfoquémonos en lo que ha dicho hasta ahora.

Empecemos por una carretera.

En la audiencia, el polémico militar dijo: “Con el gobernador (Álvaro Uribe Vélez) se hablaba mucho del problema de transitabilidad de Medellín hacia Urabá. De arreglo de las vías y todo eso, y ahí nos incidía mucho el gobernador para que hubiera un apoyo y se arreglaran todos esos problemas que existían allá”. (Ver Audiencia).

Recordemos que, según han confesado los paramilitares Raúl Hasbún y Dalson López, la carretera que se construyó en 1996 para conectar Medellín con Urabá, denominada “la panamericana”, era una carretera hecha por orden del clan Castaño para sacar las municiones y la cocaína que las Autodefensas escondían en Belén de Bajirá, donde los paramilitares querían cooptar tierras.

Hasbún ha dicho claramente al respecto: “Allá no había vía, no había carretera. La carretera la construimos nosotros entre Barranquillita y Nuevo Oriente y Nuevo Oriente y Bajirá (…) él, con maquinaria de nosotros y maquinaria de él mismo, organiza la vía hasta la finca 4S, pero ahí no había carretera, no había absolutamente vía de penetración”. (Ver Informe).

Interesante que los paramilitares y la Gobernación, con el apoyo de los fusiles del Ejército, trabajaron mancomunadamente en el desarrollo de proyectos de infraestructura.

Pero volvamos a Del Río.

Rito Alejo agregó que estuvo en tres o cuatro reuniones con el entonces gobernador Uribe para hablar de esa carretera y, según sus propias palabras, “para decirle verdad, él (Uribe) me insistió mucho, me dijo: si usted logra que esos empresarios, porque hay unos que son muy cobardes, vuelvan allá, deles protección y toda esa cuestión si eso se sucede yo creo que vamos a disparar la economía de Urabá”.

Cuando la JEP le preguntó directamente quiénes apoyaban a los paramilitares, el general en retiro respondió: “Era mucha gente, por decir. Nadie iba a decir ‘yo apoyo’. Pero uno lo notaba en el ambiente… Como dice la canción de Escalona, del cura para abajo hay que requisar”.

Ante la pregunta de la magistrada de la JEP sobre si en la brigada del Ejército entrenaban o vivían paramilitares, el general en retiro respondió con mucha naturalidad: “Probablemente hayan entrado. Hay declaraciones de soldados y de paras que en una de ellas me preguntaban: usted entró a la brigada, sí”.

Y sí.

También dijo con mucha calma que él dio concepto favorable a la creación de las Convivir, piedra fundamental de la formación de los grupos paramilitares, pero con una sorpresa: “Yo le quiero decir una cosa y también le quiero hacer llegar una directiva porque fue que a nosotros nos impusieron crear Convivir (…) Y nos hacían reuniones, y eso ya lo había dicho, para mirar qué cumplimientos nosotros hacíamos de esa directiva”.

No se puede olvidar que Álvaro Uribe Vélez, siendo gobernador de Antioquia, fue uno de los impulsadores y defensores acérrimos de la creación de las Convivir. Y que, además, justificó la dotación de armas de largo alcance para estos grupos, así como su participación en tareas militares.

“Nosotros les pedimos a las Convivir que colaboraran mientras llegaban las tropas, pero ellos nos respondieron que no tenían los recursos porque mientras la guerrilla tenía toda clase de armas, ellos sólo contaban con revólveres y changones”. Esas fueron las palabras del entonces gobernador Uribe Vélez, para justificar que la población civil respondiera ante situaciones que terminaron en el ejercicio de grupos paramilitares trabajando con las Fuerzas Militares.

Hoy, lastimosamente, se continúan permitiendo por parte del Gobierno nacional, y pregonando por parte del expresidente Uribe como gran líder espiritual del Centro Democrático, mensajes tendientes a armar a la población civil y a involucrarla en el conflicto armado, mediante su utilización en tareas de inteligencia, en operativos militares y en el control del órden público.

Es como si no hubiéramos aprendido nada de la historia paramilitar de este país. Y mientras tanto Uribe sigue pregonando, como un cura, que hay que apoyarse en las armas para defender la integridad. Los hechos recientes han demostrado que eso solo termina en lamentables enfrentamientos entre civiles y la Fuerza Pública o, peor aún, entre los mismos ciudadanos.

@yohirakerman, akermancolumnista@gmail.com

 

Miguel(11448)17 de mayo de 2021 - 01:22 p. m.
Uribe Paraco ahora es el mundo el que está Berraco¡ De esta no se salva...ya debe tener citación a la CPI donde no podrá llevar ni a Granados, ni a Lombana, ni a Cadena, ni a De La Espriella, allá no reciben leguleyos defendiendo bandidos
ERWIN(18151)16 de mayo de 2021 - 11:45 p. m.
rito ..tiene un cementerio en la conciencia ... intimo del matarife ... amigos de correrias -llamese masacres-
Alberto(3788)16 de mayo de 2021 - 10:16 p. m.
Muy buen recuento, claro análisis. Gracias, Yohir Ákerman.
Celyceron(11609)16 de mayo de 2021 - 09:12 p. m.
Qué bien representa su rol, Rito Alejo del Río. Dice colaborar con la JEP, sin mencionar los nombres de los colaboradores de las autodefensas. Irá escurriendo el bulto, convencido de que los magistrados de la JEP, pertenecen al cartel de la toga. NADA más equivocado. Las victimas esperan verdad, reparación y no repetición.
Gilberto(54899)16 de mayo de 2021 - 04:43 p. m.
Los que mueren por la vida No pueden llamarse muertos Y a partir de este momento Es prohibido llorarlos: Que se callen los redobles En todos los campanarios. Que para amanecer No hacen falta gallinas Sino cantar de gallos Ellos no serán bandera Para abrazarnos con ella Y el que no la pueda alzar Que abandone la pelea No es tiempo de recular Ni de vivir de leyendas.
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