Me permito hacer unos comentarios sobre el artículo de Salomón
Kalmanovitz, ‘La parapolítica y la economía’, publicado en la página
18-A en la edición del 4 al 10 de mayo de 2008 de El Espectador, el
cual distorsiona de manera sorprendente la realidad de la situación
económica.
La economía colombiana está blindada por el éxito de la Seguridad Democrática y la confianza inversionista, pilares del modelo de Estado del gobierno de Álvaro Uribe. La seguridad atrae nueva inversión, la cual genera nuevo empleo, aumentando el consumo y estimulando un mayor crecimiento económico, el cual a su vez genera mayores utilidades, mayor recaudo de impuestos y más capacidad de inversión social. Esto tan elemental en la economía es lo que está ocurriendo en Colombia.
Los resultados económicos del período 2002-2007 son los mejores de los últimos 35 años. Tanto los sectores transables como no transables están creciendo a tasas importantes y algunos de ellos a dos dígitos. No más de diez economías en el mundo presentaron crecimiento de dos dígitos en la industria manufacturera en el 2007 y Colombia fue uno de ellos.
El crecimiento económico colombiano es sólido porque está sustentado en la dinámica de la demanda interna, que creció a niveles superiores al 7% en términos reales en el 2007. Los hogares están consumiendo más por tres razones: el nuevo empleo (la población ocupada ha aumentado en más de dos millones), los mayores salarios en términos reales (7% en los últimos cuatro años) y los altos niveles de confianza. A su vez, Colombia es el país en América Latina con el mayor incremento de inversión, la cual pasó del 15% del PIB en el 2002 al 28% en el 2007, cifra solo superada por Venezuela.
En el actual modelo de economía global, los países más exitosos en la generación de empleo y la reducción de la pobreza han creado incentivos importantes para atraer la inversión privada. Casos como el de Irlanda, Europa del Este, China, India y Costa Rica, entre otros, son ejemplos reveladores. El gobierno del presidente Uribe piensa en grande y busca posicionar a nuestro país en las grandes ligas de los flujos de inversión.
Por lo anterior, me desconcierta que Kalmanovitz descalifique la calidad del proceso de inversión en Colombia y el esfuerzo de los inversionistas privados. En los últimos tres años, el país recibió más de US$ 20.000 millones de inversión extranjera directa de firmas reconocidas mundialmente; las importaciones de bienes de capital superan los US$30.000 millones y en el 2007 el Gobierno logró el mayor superávit primario (1,2% del PIB) de los últimos 14 años, producto de los mayores recaudos de impuestos que genera la inversión y pagan los inversionistas.
Los comentarios de Kalmanovitz sobre los dineros ilícitos carecen de sustento. Los datos del crecimiento económico actual muestran que los cultivos ilícitos lo están afectando negativamente, producto del éxito de la erradicación de cultivos, contrario a lo que ocurrió en la década del noventa. Lo que abunda en Colombia es inversión lícita y productiva.
Por decisión del Gobierno y gracias a la Seguridad Democrática, la sociedad colombiana está en un proceso de búsqueda de la verdad judicial sin restricción alguna, destapando en toda su dimensión al terrorismo y al paramilitarismo, garantizando el adecuado funcionamiento de las instituciones.
Desde mi experiencia como Ministro de Hacienda puedo afirmar, sin vacilaciones, que la fiebre de inversión en Colombia se debe a tres factores: el liderazgo del presidente Uribe, el funcionamiento democrático de las instituciones y la calidad de la política económica.
Cordialmente
Óscar Iván Zuluaga Escobar.
Ministro de Hacienda. Bogotá.