A raíz de casos como el de Reficar o Navelena

Descubierta la corrupción, esta se disfraza

José Roberto Acosta
21 de octubre de 2017 - 03:00 a. m.

Después de haber denunciado anticipadamente la corrupción en Pacific Rubiales, esta nefasta compañía quebró, pero se transformó en Frontera Energy.

La podredumbre de Saludcoop pasó a Cafesalud y esta EPS se disfrazó de Medimás, para llegar al actual colapso con la complicidad del ministro de Salud y el ahora suspendido por la Procuraduría superintendente de Salud, quien, a pesar de haber sido advertido de las ilegalidades, siguió adelante con la transformación, sin siquiera saber cómo Medimás pagaría su oferta económica, pues se les logró frustrar un crédito con recursos públicos proveniente de Findeter.

Después de que convirtieran a Reficar en un desastre financiero sin fondo por cuenta de la corrupción, ningún banco privado les prestó mas dinero, y entonces Ecopetrol se disfrazó de prestamista creando una entidad financiera en Suiza, con la que empezó a fungir de banquero de Reficar, sin que ninguna autoridad nacional vigile.

Habiendo eliminado del régimen de contratación pública los anticipos, estos se transformaron en créditos bancarios, pero como los bancos saben del alto grado de corrupción en estos negocios y ya han sido víctimas de grandes pérdidas en el caso de Conalvías y Ruta del Sol II, actualmente impulsan en el Congreso una transformación de la Ley de Contratación Pública e Infraestructura para que sus préstamos a contratistas corruptos sean pagados por los colombianos del común y con cargo al presupuesto de la Nación, privatizando así grandes ganancias mientras socializan sus riesgos crediticios.

Como el negocio corrupto de las licencias ambientales exprés, otorgadas por presión política, logró encontrar en las consultas populares su control, ahora se les ocurrió a los mercaderes de lo público transformar una herramienta de participación democrática en un rubro de gasto público sin fuente de financiamiento y así frenarlas.

Ante la contundencia probatoria de que el crédito del Banco Agrario a Navelena-Odebrecht era por todos lados ilegal y que la pérdida de $156.000 millones desembocara en un juicio fiscal que dejara en la bancarrota a los ministros de Hacienda y Agricultura, transformaron la fuente de pago, que inicialmente era el inexistente cierre financiero del proyecto de navegabilidad del río Magdalena, en pasivos a cargo de Cormagdalena, que es entidad pública. Unos magos del disfraz. ¿Cuando usarán tanta imaginación para el bien público y no sólo para el interés de unos pocos?

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