Lo único que tenemos los universitarios son las palabras.
Con estas, mi intención es llamar la atención sobre el doloroso espectáculo que se presentó el viernes 16 de octubre en la Universidad Nacional (Bogotá): la retención, que se asimila como secuestro, al rector por parte de estudiantes energúmenos. Lo único que merece ese episodio es una categórica condena. Sin embargo, entristece que aún haya gente en la universidad que trata de suavizarlo, de subestimarlo; una postura cómoda, por no decir hipócrita, que se empeña en cohonestar lo que no puede ser tolerable.
Indigna que algunos universitarios se presten para tales hechos; se dicen críticos, pero actúan como extremistas sin criterio. Lo que le subyace no es una casualidad en la universidad pública colombiana: grupos políticos que se afincaron en ella desde hace décadas, que no tienen escrúpulos para instrumentalizarla haciendo uso, incluso, de la violencia. Preocupante es esa concepción de la universidad como objeto de un pulso, pero en esa pugna los que perdemos somos todos. Un pulso de perdedores.
La primera víctima es la autonomía universitaria: la universidad de todos pasa a ser la de unos pocos que se imponen con violencia. Lo que los universitarios debemos hacer es no aceptar más las agresiones, ni las acciones de hecho, ni la violencia en la Universidad. Mi llamado es a no tolerar más, sin ninguna clase de ambigüedad, las acciones de fuerza que nunca debieron ocurrir.
Duván Rozo Riaño. Estudiante de Antropología, U. Nacional.
El aborto, un tema de mujeres
Pese a que Colombia es de los pocos países en los que el aborto es tabú y la Iglesia rige el destino de miles de mujeres, todavía nos escandalizamos con cada paso que las más liberales de las instituciones intentan dar.
A las últimas indicaciones de la Confederación Nacional de Padres de Familia, que por estos días exige del Ministerio de Educación y los colegios la implementación de una cátedra sexual, más de un colombiano (generalmente hombre) reaccionó ante lo que considera es una apología del aborto.
Frente a esta situación habría que abrir el debate frente a si en este tema los hombres deben tener el mismo poder de decisión. El aborto es y será una cuestión sobre la que las mujeres deberían opinar antes que los hombres.
Andrea Jaramillo Botero. Medellín.
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