Dinero para educar a los niños

Hernán González Rodríguez
15 de febrero de 2019 - 10:49 a. m.

Quien esto escribe no encuentra muy justificados los incrementos en los presupuestos para 2019 concedidos por el presidente Iván Duque a las universidades públicas, que lo forzaron a ello. Para mí, buena parte de estos dineros deberían haberse canalizado a la alimentación y la educación de nuestros niños. Como es sabido, a un niño bien alimentado se le desarrolla el cerebro a cabalidad. La falta de suficientes proteínas les produce a los niños un retraso mental que los afecta hasta el final de sus días.

Ahora bien, la educación hoy de los niños colombianos no los prepara para competir en el mundo actual.  Recordemos que no pocos niños japoneses hablan, leen y comprenden dos o tres idiomas a los siete u ocho años. Hablan japonés, inglés y algún otro idioma importante. En Japón aprovechan la facilidad que tienen los infantes para captar idiomas en forma natural en esa época de la vida. Entiendo que, incluso, viven algunos meses en los países cuyos idiomas pretenden dominar.

Nueve años de educación son obligatorios para toda la población en Japón.  El 95% de la población termina este período. Algunos expertos estiman que equivalen los conocimientos del egresado tras nueve años en Japón a los del estadounidense con dos años de universidad.

Les enseñan: matemáticas, ciencias, música, educación física, economía del hogar –sobre todo a cocinar y cocer– y les estimulan la creatividad por medio de la pintura infantil. Permanecen en la escuela, de lunes a viernes, seis horas y media diarias, esta jornada concluye a las 3:15 de la tarde. La enseñanza de las matemáticas a los niños nipones se realiza por medio de juegos prodigiosos. Ingrese a Google, apreciado lector, escribiendo: "How do japanese people multiply". Hasta a los adultos nos superan los chicos en velocidad para multiplicar. La trascendencia de estos juegos para la vida comienza a ser inculcada a los niños desde sus hogares.

Los jóvenes japoneses sobresalen en el mundo en las competencias de matemáticas en las cuales participan. Gran parte de su éxito radica en que desde muy temprano les enseñan matemáticas para resolver problemas, no para memorizar, como acontece entre nosotros. Allá emplean en forma notoria los ábacos para comenzar con los pasos de las operaciones elementales. Las tabletas y las computadoras reemplazan pronto a los ábacos.

Los exámenes permanentes sobre la actualización de los conocimientos de los profesores, así como sus resultados con sus alumnos, también se mencionan como característica destacada del sistema educativo nipón.

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