¿Dónde está la ministra de Transporte?

Óscar Sevillano
13 de febrero de 2020 - 01:00 a. m.

Lo que más ha sorprendido en las dos audiencias públicas convocadas por los representantes Edwin Ballesteros y Mauricio Toro para socializar el proyecto de ley que busca darle reglas a  la prestación del servicio privado de transporte intermediado por plataformas digitales, no son  precisamente las diferencias que pueden existir entre taxistas y conductores de Uber, Beat o Cabify,  sino más bien la ausencia de la ministra de Transporte, Ángela María Orozco.

Se supone que estos son los escenarios adecuados para tratar de encontrar caminos que permitan superar las diferencias, partiendo del simple hecho de escuchar a las partes en conflicto en un mismo evento, que además permita que entre ellos también se escuchen y se den a la tarea de zanjar un camino que beneficie a todos.

Sin embargo, la ministra parece no entenderlo y en cambio ha preferido –extrañamente- conversar con los protagonistas del debate en mesas por separado, y a este escenario que se hace de cara a la opinión pública, enviar en su lugar a  funcionarios del ministerio.

No sé en que esté pensando la doctora Ángela María, que en lugar de dar la cara en un debate que es público, en donde la ciudadanía espera respuestas de parte del Gobierno Nacional al que ella pertenece, evade las audiencias acudiendo a la típica excusa de los altos funcionarios públicos de que tiene “compromisos adquiridos con anterioridad”, para no dar a conocer si quiera lo que como ministerio está pensando y sí en cambio enviar a personas que trabajan con ella, que pueden conocer mucho del tema y tener la mejor voluntad, pero que no son tomadores de decisiones ni tienen la potestad para hablarle al país como institución y que no pueden hacer otra cosa, más allá de tomar nota y prometer que en cuanto se reúnan con su jefa,  le comentarán acerca de lo dicho.

El modelo de prestación de servicios en donde median las plataformas digitales llegó para quedarse y el Gobierno Nacional parecen no entenderlo a pesar de que una de las promesas con las que Iván Duque llegó a la presidencia fue la de impulsar la economía naranja.

Los ciudadanos están a la espera de que se brinden soluciones efectivas para su fácil y cómoda movilidad, para no verse sometidos a las constantes abusos de los taxistas, bien sea porque alteran los taxímetros, porque cobran la tarifa a su antojo a través de aplicaciones o, lo que es peor, porque maltratan a los usuarios. Es por esto que el servicio de transporte que se prestaba a través de la plataforma de Uber, o los que se prestan a través de Beat o Cabify, han tenido acogida y el Gobierno Nacional no puede darle largas al asunto o hacerse el de los oídos sordos.

Es necesario conocer cuál es la solución que desde el Ejecutivo se está pensando para encontrar un equilibrio entre estas dos modalidades de transporte urbano, y de paso meter al gremio de taxis en cintura, al mismo que el Gobierno Nacional parece tenerle miedo, y si no es así, que lo demuestre la ministra del Transporte, asistiendo a las audiencias que se citan, no importa quien las convoque, pero sobre todo que llame a una conversación en una mesa única para definir los parámetros con los que podría dar la prestación de servicios de transporte público, incluyendo los que se realizan por medio de aplicaciones, pero sobre todo que deje claro que es la institución la que tiene el bastón de mando, el mismo que por ahora parece estar en manos de Hugo Ospina, líder de los taxistas. 

En este tema también deben dar acompañamiento los ministerios de las TIC y el de Trabajo, que al igual que el de Transporte, tampoco se ha visto a sus cabezas en las audiencias y en cambio asisten funcionarios de menor rango que se delegan para que lean la carta de excusas por no asistir, envíen el saludo de sus jefes y tomen nota de la discusión.

Dijo la señora ministra que trabajaría en mesas de concertación con los sectores del transporte en Colombia, tanto de plataformas digitales como de las agremiaciones de taxis y usuarios, para establecer parámetros que sirvan de insumo y así enriquecer el proyecto de ley. No entiendo cómo se puede concertar dialogando en mesas por separado.  Esta extraña manera de proceder de la doctora Orozco demuestra una vez más que estamos en el Gobierno de lo absurdo.

Colombia está ansiosa por conocer lo que está pensando el Gobierno Nacional sobre las plataformas digitales que median en la prestación del servicio de transporte urbano, pero, al parecer, al menos por ahora será difícil porque en esta novela la ministra de Transporte Ángela María Orozco se ha dedicado a interpretar el papel de la novia esquiva. 

Tengo la esperanza de que cambie de actitud y ojalá que así sea,  porque el país necesita funcionarios que le den la cara al debate y no que se escondan detrás de sus asistentes y asesores.

@sevillanoscar

 

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