Dos cartas de los lectores

Cartas de los lectores
04 de junio de 2019 - 05:00 a. m.

Sobre el Plan de Desarrollo

Se ha comentado por expertos en la materia que el recién aprobado Plan de Desarrollo se constituyó en una colcha de retazos. Prueba de lo anterior es lo atinente al artículo 58 del citado Plan, el cual registra: “No podrá reconocerse simultáneamente a ningún afiliado pensión de invalidez y de vejez, aún si la pensión de invalidez es de origen laboral”. Preguntamos: ¿qué tiene que ver este artículo con la esencia de un Plan de Desarrollo? Por supuesto que ninguna conexidad presenta el contenido de este texto con lo que debería ser un Plan de Desarrollo, considerándose este como un instrumento que establece los pasos a seguir para lograr el desarrollo social del país.

Se trata, más bien, de una reforma pensional y que por el principio de unidad de materia no podría ir en el proyecto de ley del Plan. En efecto, según la Corte Constitucional, la unidad de materia tiene ciertas finalidades. 1. Coherencia. Con ella se busca que el proceso legislativo siga un hilo conductor que le dé sentido, dentro del contexto específico definido por el propio legislador, de tal manera que no se distorsione al extenderse a materias aisladas o inconexas, manteniendo un orden temático. 2. Transparencia. Busca impedir que al proceso legislativo se introduzcan, de manera súbita, iniciativas oportunistas que no guardan relación con él y sobre las cuales no se ha dado un verdadero debate.

Fuera de lo anterior, es preciso decir que la jurisprudencia de la Corte Suprema (Sentencia 34820 de 2011) ha avanzado en el contenido de los derechos individuales y colectivos, a través de mecanismos de protección y el amparo de garantía real y efectiva y, en particular, sobre el reconocimiento simultáneo de contar con una pensión de vejez e invalidez, puesto que son riegos separados y se garantizan separadamente, resaltando por ello su compatibilidad.

Edgardo Enrique Salebe Morr.

Sigue la matanza

Miedo produce pensar que en Colombia es muy fácil silenciar las voces más importantes.

Empieza con los líderes sociales, allá, donde más hay que construir país, y que se encuentran desprotegidos por un Estado ineficiente, maniatado. ¿Cómo es posible que después de tantas luchas, tanta inversión, Colombia no pueda tener el monopolio de la fuerza sobre todo el territorio?

Las noticias son semanales. Casi diarias. Se habla de lios de faldas, de peleas con vecinos. El mito de Colombia como país violento se convierte en el cómplice de los armados. “Ay, sí, es que nos matamos mucho”, parecen decir las autoridades, impotentes, incapaces. Qué dolor.

Maritza Cuello.

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