Duque, entre Uribe y la JEP

Óscar Sevillano
21 de febrero de 2019 - 05:00 a. m.

La sanción de la Ley Estatutaria de la Justicia Especial para la Paz será para el presidente Iván Duque el escenario para perfecto para demostrar firmeza y lealtad con su partido o para ratificarles a los colombianos su promesa de no hacer trizas la paz firmada con las Farc.

Difícil la situación en la que se encuentra el primer mandatario, porque por un lado está su jefe el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez presionando para que no solo se considere la opción de objetarla sino además también la de eliminarla, porque considera que esta cierra la posibilidad de extradición, y porque además cree que esta solo garantiza impunidad a quienes han cometido delitos de lesa humanidad.

De este lado se encuentra también el fiscal general Néstor Humberto Martínez, quien envió una carta al jefe de Estado pidiéndole objetar algunos artículos de la ley que considera lesivos en la aplicación de la justicia, especialmente en quienes se les señale de haber cometido delitos luego de la firma del Acuerdo de Paz. Como es de público conocimiento, lo que el jefe del ente investigador busca es mantener competencias en casos como el de Jesús Santrich.

En el otro lado de la orilla se encuentran quienes han defendido el Acuerdo de Paz, entre ellos no solo la oposición al Gobierno Duque, sino además el Partido Liberal, el Partido de la U, algunos miembros de Cambio Radical y del Partido Conservador, el procurador general de la Nación y la ciudadanía que dijo Sí a la paz, quienes esperan un gesto del primer mandatario que demuestre que no está considerando la idea de desestabilizar lo firmado en el Teatro Colón, dando pie para que se aumente la desconfianza entre los exguerrilleros de las Farc, que esperan cumplimiento del Estado con lo pactado.

La decisión que debe tomar Iván Duque no es fácil porque, sea cual sea, va a levantar molestias en un sector o en otro. Aquí no habrá espacios para zonas grises, porque si firma la ley como está en estos momentos en su escritorio, habrá molestias en el Centro Democrático y no faltarán quienes le califiquen de “traidor”, y si la objeta, los sectores que defienden el Acuerdo de Paz pasarán cuenta de cobro en el trámite de las iniciativas legislativas que presente el Gobierno Nacional al Congreso de la República para su discusión y posterior aprobación. Ya en meses anteriores le mostraron los dientes al Ejecutivo, y con toda seguridad harán lo mismo ahora que se inician los debates del proyecto del Plan Nacional de Desarrollo.

Más allá de tener contentos a unos u otros, el presidente Iván Duque debe pensar en que Colombia necesita en estos momentos garantizar el debido cumplimiento de la justicia transicional, que ya fue estudiada y avalada por la Corte Constitucional. Dinamitarla para dejar satisfechos a quienes se oponen a ella, no porque sea mala o inconveniente, sino porque corresponde a un acto que fue ejecutado en el gobierno de Juan Manuel Santos, sería una total irresponsabilidad de parte del primer mandatario, quien de paso estaría fomentando la idea a nivel internacional de que Colombia es un Estado que incumple sus compromisos.

Puede que el escenario en que se encuentra Iván Duque en estos momentos no sea fácil; puede que se sienta entre la espada y la pared, pero bien sabía que para gobernar un país como el nuestro debía tomar decisiones que generarían molestias en un sector o en otro, y que, para esto, era necesario pensar en el país, por encima de lo que les gusta o no les gusta a los miembros de su partido, incluyendo al expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez.

Señor Iván Duque, el presidente es usted, y es usted quien pone la cara no solo al país, sino además a la comunidad internacional. El momento de demostrarlo le ha llegado, espero lo sepa entender.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar