Economía del desespero

José Roberto Acosta
22 de junio de 2019 - 03:00 a. m.

El principal mensaje del Gobierno en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, que es la bitácora de política económica, es apostarle todo al crecimiento; pero esa apuesta se está perdiendo y la pagaremos todos.

El flojo crecimiento del primer trimestre, de apenas el 2,3 %, difícilmente mejorará: la confianza del consumidor sigue en terreno negativo, la inversión extranjera de portafolio en Colombia, representada por las compras de acciones y títulos de deuda pública en nuestro mercado, se desplomó desde los US$1.830 millones en los primeros cinco meses del año anterior a solo US$118 millones en el mismo período del presente año.

El índice de producción industrial, que hasta marzo pasado había mostrado variaciones anuales mes a mes de 2,85 % en promedio, apenas subió 0,2 % el pasado mes de abril, y si a eso se le suma el reciente cierre de la vía Bogotá-Villavicencio, el resultado de crecimiento esperado para el segundo trimestre probablemente decepcione de nuevo.

Sin un crecimiento superior al 3,5 % el desempleo empeorará, sumando a los 2’524.000 desempleados actuales, a los 2’668.000 que viven del rebusque callejero y a los 6’815.000 que a pesar de tener un contrato laboral tienen una ocupación desajustada a su perfil. Doce millones de compatriotas en pauperización laboral sin incluir a los venezolanos, que también presionan el mercado laboral.

Los beneficios que da la Ley de Financiamiento a las inversiones en capital no se concretan, pues midiendo su comportamiento en el presente año por las entradas de inversión extrajera directa en la balanza cambiaria hasta el 31 de mayo pasado, esta solo reacciona en el sector de petróleo y minería, con US$3.325 millones, subiendo 30,34 % frente al mismo período del año pasado, mientras que la inversión en otros sectores apenas llega a US$850 millones, reduciéndose 16 % respectivamente. Por ello la inmoral insistencia del Gobierno en el fracking, como medida desesperada para seguir viviendo de la renta petrolera.

Otras propuestas desesperadas del Gobierno van desde raspar la olla de las próximas generaciones, vendiendo ISA y el 8,5 % de Ecopetrol, hasta aceptar como cuota inicial para la compra de vivienda apenas el 10 % del valor del inmueble, incentivando aun más el elevado endeudamiento de hogares y aumentando los riesgos financieros. Y cuidado con la improvisada prima a la canasta familiar que, además de ser un señuelo electorero, genera desorden inflacionario y de competitividad.

@jrobertoacosta1 jrobertoacostaopinion@gmail.com

 

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