Economía a medias

José Manuel Restrepo
17 de diciembre de 2017 - 03:59 p. m.

En la última Reforma Tributaria se incluyó una propuesta que realmente era muy innovadora para nuestro sistema fiscal. Una iniciativa que bien implementada pudiese ser efectiva para aumentar la base de contribuyentes y evitar así algo de la evasión fiscal. Una propuesta que permite a aquellos pequeños empresarios, personas naturales y comerciantes al por menor, acostumbrados a no tributar; vincularse a la base de contribuyentes con una tarifa sencilla sobre sus ingresos que recogería impuestos de renta e IVA, y que además les daba la posibilidad de obtener beneficios en seguridad social. Se trataba de una iniciativa que funciona en países como Brasil, Argentina o Uruguay con bastante éxito para entre otras enfrentar la informalidad. En dichas naciones, o en modelos similares aplicados en España, luego de su implementación, ha implicado que millones de entidades o personas naturales se han vinculado al sistema tributario y se ha generado una cultura fiscal distinta. 

A pesar de ser una buena idea de la reforma tributaria, tristemente en el caso Colombiano, ha pasado lo que suele suceder con algunas iniciativas. Frente a una estimación del gobierno de 500.000 eventuales beneficiarios, a la fecha sabemos que únicamente hay 12 beneficiarios (así es, únicamente 12 para toda la nación). Algunos atribuyen la poca eficacia de la medida a que desafortunadamente se concibió como una medida voluntaria y no obligatoria, otros ven el problema en la tradicional tramitomanía que se necesitaría para ser considerado un monotributante, algunos más encuentran como razones para la poca efectividad la ausencia de “dientes” en la administración fiscal para que más personales naturales o jurídicas se interesen en vincularse a la propuesta, y finalmente están quienes ven el problema en la tradición colombiana de anunciar la medida y demorarse 9 meses en la reglamentación e implementación. 

La realidad es que este es un ejemplo más de nuestra forma de hacer las cosas:  a medias o despacito. Ejemplos similares los hay en esa reforma tributaria donde parte de la reglamentación aún sigue pendiente o donde la profundidad de los asuntos se quedaron a medias. Tal es el caso de las medidas en la administración fiscal para controlar la evasión. Piense usted solamente en las acciones o respuesta a la evasión que se sucede en paraísos fiscales o la debilidad aún pendiente de los temas informáticos y de gestión en la propia DIAN. 

Otro ejemplo diciente de lo anterior es la regulación sobre tierras denominada Ley Zidres (Zonas de interés de desarrollo rural, económico y social), que pretendía enviar una señal de claridad y confianza a los inversionistas para más de 7 millones de hectáreas de Colombia en el desarrollo de la agroindustria. Si bien en enero del 2016 dicha ley fue sancionada, a la fecha faltan componentes claves de su reglamentación, que como en el caso anterior demuestran que hacemos las cosas a medias o bastante despacito. 

Independiente de lo que uno opine, de su conveniencia o no  y de la validez o legitimidad del debate reciente sobre si fueron aprobadas o no, pasa lo mismo con las famosas circunscripciones especiales de paz. Y algo similar ocurre con el avance a medias de la implementación de los acuerdos de paz. 

Por eso cuando esta semana vemos los datos más recientes de productividad del país, no podemos sorprendernos al constatar que tenemos una productividad negativa de -0,24% en el 2017 y que desde 1990 en el 50% de los datos anuales publicados, la productividad ha sido nula o negativa. Algo similar se puede decir de la competitividad  en donde, a pesar de todo lo realizado, hemos perdido posiciones a nivel mundial desde lo que éramos hace una década. 

A medias se hace la política económica y social y hasta a medias hacemos la preparación de la Selección Colombia de cara al mundial, al jugar con equipos de poca talla. 

El problema de hacer las cosas a medias es que así es difícil avanzar en un escenario mundial cada vez más competido y demandante. Así también es imposible definir propuestas de largo plazo . Llego la hora de pensar y actuar distinto y por lo menos convertir las buenas iniciativas en “acabativas” con mayor efectividad.

Jrestrep@gmail.com;Twitter: @jrestrp

 

 

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