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Ecosistemas naturales y crecimiento económico

Juan Pablo Ruiz Soto
10 de junio de 2009 - 01:31 a. m.

HASTA HACE UNOS AÑOS SE ARGUmentaba que para crecer económicamente era necesario transformar los ecosistemas naturales en sistemas productivos.

Las cosas cambian rápidamente; ahora los ecosistemas naturales son valorados económicamente por sus diversas contribuciones a la producción y el bienestar humano: por su contribución a la estabilidad climática, por su capacidad regulatoria de los flujos de agua, por el potencial uso económico de la biodiversidad y por su belleza escénica soporte para el desarrollo del ecoturismo.

Dado que en el mundo entero los ecosistemas naturales no transformados son cada día más escasos, su aporte se valora cada vez más en los procesos productivos o de consumo y se transan por precios cada vez mayores. Las cuentas económicas nos permiten afirmar que muchos ecosistemas naturales bien conservados aportan a la producción un valor mayor que muchos paisajes transformados.

El biocomercio, es decir, la producción de bienes y servicios asociados con el uso sostenible de la base de recursos naturales, crece hoy a un ritmo similar al de la informática, y en Colombia el Fondo Nacional de Biocomercio apoyó valiosas iniciativas. En términos de cambio climático, en Bali (Indonesia) se aprobó un Fondo Mundial para compensar a los países que logren disminuir la deforestación y la degradación de sus bosques y así aporten positivamente a la estabilidad climática.

La conservación del páramo de Chingaza, que en papa o ganado aportaría anualmente una cifra menor a 200.000 dólares, significa un ahorro de más de 15 millones de dólares anuales en el costo de tratamiento del agua, por el efecto que el páramo tiene sobre la calidad de ésta.

En el contexto local y regional colombiano, el Fondo de Patrimonio Natural, en alianza con la Unidad de Parques Nacionales y diversas Redes de Áreas Protegidas regionales y privadas, busca relacionar la conservación con los planes de desarrollo local y las actividades productivas, en áreas como eco y agroturismo, pesca, agricultura y ganadería amigable con la biodiversidad, manejo y aprovechamiento del agua, etc. A esta iniciativa se ha sumado la Embajada de Holanda, que aportará una importante suma para el pago de servicios ambientales. Relacionar conservación, producción, desarrollo local y bienestar humano es el propósito de esta iniciativa conocida como Mosaicos de Conservación.

Los ecosistemas naturales y la conservación, como alternativa asociada con el proceso de crecimiento económico y bienestar social, deben considerarse en los procesos de planificación para el desarrollo. Sería una vergüenza que en algunas instituciones gubernamentales predominara un criterio desarrollista estrecho y que no actualizáramos nuestra aproximación al crecimiento económico en el contexto de la dinámica ambiental y la política mundial contemporánea. Por su biodiversidad, sus bellezas escénicas y su riqueza en cuencas y microcuencas, el país tiene un gran potencial de desarrollo que una mirada miope cortoplacista puede estar destruyendo. La economía ya no es sólo minería, manufacturas e informática. El medio ambiente natural cuenta y aporta económicamente. Esperamos planteamientos de los candidatos presidenciales a este respecto.

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