Por fin empezará a funcionar la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca. Un proyecto que se ha discutido durante años, pero se había enfrentado a la falta de voluntad política o a los personalismos de los mandatarios de turno, fue aprobado en último debate por el Congreso de la República y espera sanción presidencial. Si no ocurre ninguna eventualidad, el año entrante los municipios podrán manifestar su intención voluntaria de ser parte de la Región Metropolitana, para empezar a operar en temas conjuntos en 2023. Ante todo, se trata del reconocimiento de una verdad evidente: Bogotá y los municipios aledaños necesitan coordinarse para responder a las nuevas realidades de quienes viven en la región.
Todavía queda espacio para las rencillas políticas, por supuesto, pues la coordinación de la Región Metropolitana va a depender de quienes estén a la cabeza de los municipios, del Distrito y de la Gobernación. Sin embargo, si se aprovecha bien la creación de esta figura, pueden adoptarse consensos a mediano y largo plazo para mejorar la integración, por ejemplo, en espacios esenciales como el transporte. Así debería ser.
No se puede hablar de planeación en Bogotá sin entender la cantidad de personas que viven en municipios aledaños y se transportan a la capital a diario. Lo propio aplica para los municipios. El crecimiento poblacional hace necesario que haya una coordinación para proteger la sostenibilidad ambiental, mejorar el tráfico, ayudar al libre comercio entre campesinos de la zona e incluso sincronizar impuestos que permitan llevar a cabo las obras que necesita la Región Metropolitana.
El Distrito celebró la noticia. Como dijo el secretario de Gobierno de Bogotá, Luis Ernesto Gómez, “con esta ley se crea una agencia de transporte interdepartamental que lo que va a lograr es que grandes proyectos de infraestructura, como los regiotram del Norte y el del Occidente, los cables aéreos que irán de Bogotá a La Calera o a Soacha, sean administrados e impulsados de manera conjunta con los municipios vecinos y con apoyo del Gobierno Nacional”. Ahora el reto es que esos proyectos se consoliden lo más pronto posible y reciban el apoyo de todos los líderes políticos de la zona. No es útil seguir pensando a corto plazo cuando hay retos compartidos tan importantes.
Una voz que expresó su preocupación fue la del director de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) Bogotá-Cundinamarca, Juan Esteban Orrego. En particular, se concentró en el artículo que permite que la Región Metropolitana aplique sobretasas hasta del 5 % respecto a los impuestos que los ciudadanos pagan. Según Orrego, “nada tiene que ver la organización administrativa del territorio con el incremento en los impuestos”. Si bien estamos de acuerdo en que este es un momento de reactivación económica que no puede entorpecerse, también hay que reconocer que la administración no está desconectada de su financiación. Si van a hacerse todos los proyectos necesarios, la Región Metropolitana necesita recursos.
La invitación es a que los municipios aledaños se unan a la Región. El año entrante será clave para poner en marcha un proyecto que no debió tardarse tantas décadas en entrar a funcionar.
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