Buenas noticias sobre homicidios

El Espectador
28 de diciembre de 2017 - 02:00 a. m.
Colombia acaba de ver el menor número de homicidios en cuatro décadas que habían sido dominadas por un conflicto armado cruel e irracional. Es un motivo para celebrar. / Ministerio de Defensa
Colombia acaba de ver el menor número de homicidios en cuatro décadas que habían sido dominadas por un conflicto armado cruel e irracional. Es un motivo para celebrar. / Ministerio de Defensa

Este año estuvo plagado de nerviosismo y tensiones por culpa de las denuncias sobre el fracaso del posconflicto en varias zonas calientes del país. Aunque esas preocupaciones siguen vigentes, especialmente aquellas sobre la incapacidad del Estado de proteger a los líderes sociales, que están siendo asesinados con una velocidad alarmante, este martes hubo un anuncio que no debería pasar desapercibido: se redujo la tasa de homicidios en el país. De eso se trata la promesa esencial del acuerdo de La Habana.

El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, dijo en una rueda de prensa que “estamos terminando un año que sigue siendo muy tranquilo en materia de muertes violentas. Todavía nos falta algo menos de una semana, pero estamos ya en niveles de rebajas de alrededor de 320 homicidios con respecto al año pasado (…) Es el número de homicidios más bajo en cuatro décadas”.

No es un logro menor. Vale la pena repetirlo: Colombia acaba de ver el menor número de homicidios en cuatro décadas que habían sido dominadas por un conflicto armado cruel e irracional. Es un motivo para celebrar.

Según los datos compartidos por el ministro Villegas, en 310 municipios del país no se han registrado homicidios este año. “Recordemos que en 2003 eran 163 los municipios que no tenían homicidios. Hoy es prácticamente el doble”, agregó.

Además, “la tasa más baja de homicidios este año la tiene otra vez Boyacá, con seis homicidios por cada 100.000 habitantes”. Vale la pena observar con lupa este caso de éxito para ver cómo se replica en otros lugares del país.

Finalmente, delitos como la extorsión, el terrorismo y la subversión se redujeron, otra señal de la importancia de haber desarmado a las Farc y tener un cese del fuego con el Eln.

Por supuesto, todavía falta mucho por lograr. La amenaza de las disidencias, las bandas criminales y los carteles del narcotráfico sigue vigente. Tampoco se pueden ignorar los efectos negativos que ha tenido la ausencia estatal en varias zonas del país.

Sin embargo, en medio de tanto pesimismo y polarización, es útil sentarse a evaluar lo que sí ha funcionado y pensar en cómo se puede seguir avanzando en ello.

Estas cifras deberían servir como un mandato para todos los candidatos presidenciales: vale la pena respaldar los procesos de desarme. Tanto con el Eln, como con los carteles del narcotráfico, la tasa de homicidios reducida es un incentivo para seguir dialogando.

También debe seguirse fortaleciendo a la Policía. Como explicó el ministro, de las 17 áreas metropolitanas de la Policía Nacional, en sólo tres se presentaron incrementos en homicidios (Medellín, Cartagena y Neiva). Esto es un testimonio del buen trabajo de la Fuerza Pública y la importancia de seguir apoyándola en su labor.

Ojalá este descenso histórico se convierta en tendencia. El aumento en hurtos, por ejemplo, es señal de que las ciudades, con su violencia, son el próximo reto. Pero qué bueno que estas conversaciones puedan darse sin el fantasma del conflicto con las Farc encima.

 

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Por El Espectador

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