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Burla a la justicia

Sin la presencia del excomisionado de Paz Luis Carlos Restrepo, el fiscal Francisco Villarreal —pruebas en mano— le imputó el viernes pasado los cargos de concierto para delinquir, peculado por apropiación, fraude procesal y fabricación, tráfico y porte de armas, por cuenta de la presunta falsa desmovilización del Bloque Cacique La Gaitana de las Farc.

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El Espectador
12 de febrero de 2012 - 01:00 a. m.
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En la fecha inicial de la audiencia —el 20 de enero pasado— Restrepo tampoco asistió y su abogada, Mildred Hartmann, aseguró que se trataba de un tema de seguridad. Pero no. O por lo menos no completamente: de acuerdo con unas averiguaciones migratorias se supo que Restrepo había salido del país el pasado 8 de enero. Ante este hecho, desconocido hasta hace poco, la abogada del procesado dijo el viernes que su cliente no quería asistir a ninguna diligencia judicial y que la ley no lo obligaba a hacerlo. El fiscal, en cambio, arremetió con unas frases contundentes: “de manera olímpica, folclórica e irreverente tomó la decisión de irse del país con cierta complicidad de su defensora, puesto que mantuvo engañado al Estado colombiano respecto al hecho que esta persona se encontraba en Colombia”.

Aparte de este rifirrafe entre defensa y Fiscalía, Restrepo ha sido protagonista en los medios a raíz de este caso que se levanta contra él: cuando supo de la lectura de los cargos que la Fiscalía le imputaría, apareció en una rueda de prensa para hablar sobre hechos sucedidos hace seis años en el controvertido proceso de paz con las Auc que él diseñó y llevó a cabo, mencionando muchos nombres, en particular el del esposo de su acusadora, la fiscal general.

Los medios le concedimos todo el espacio para hablar abiertamente sobre el caso: portadas, entrevistas, desarrollos de sus denuncias, entre otras cosas. Si tanto hizo para ser escuchado, ¿por qué no habla ahora, en las instancias donde corresponde? Es decir, cuando la justicia se lo pide y lo requiere para descifrar un episodio bochornoso, se esconde. Ante su ausencia, con sobrada razón, la jueza 62 de Control de Garantías lo declaró en rebeldía judicial.

Varias cosas ha quedado debiendo este renacido protagonista de la vida nacional. Y al igual que María del Pilar Hurtado, la exdirectora del DAS que hoy se atrinchera en Panamá, recorre el sendero que ayer mencionamos en las páginas de este diario: se debate entre el descrédito de un prófugo y la mediana honra del supuesto perseguido político. Con lo cual, además, Restrepo deja un precedente nefasto para este país: que todo aquel miembro del gobierno último que sea juzgado es un perseguido político. La justicia se ve coja ante estas acciones, queda en ridículo nuestro ordenamiento jurídico.

Es cierto que el excomisionado no es el único ausente de la diligencia. En la misma línea están el coronel (r) Hugo Hernán Castellanos Girón, Hugo Alberto Rojas Yepes, Álvaro Agudelo y Marta Rocío Agudelo, todos ellos presuntamente implicados en el mismo hecho. Sus razones para no asistir, de ser ciertas, son respetables. No así si se trata de una evasiva a la justicia. Pero de todos ellos, Restrepo es el único que ha tenido un megáfono ante la opinión pública para defenderse y, a la vez, atacar. No puede decir que no se le dio el espacio para sustentar su caso y, en ese sentido, resulta difícil pensar que se trata de un perseguido político. Lo que tenemos aquí es una clara burla a la justicia.

Por El Espectador

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