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Hay señales mixtas sobre el desarrollo de la economía en lo que va del 2024. Según la información publicada en estos días por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el índice de seguimiento a la economía (ISE) muestra que febrero de este año estuvo mucho mejor que febrero del año pasado. El titular se lo llevó el hecho de que la economía colombiana creció 2,49 % con respecto a febrero del 2023, con un especial buen desempeño de las actividades primarias (agricultura y explotación de minas y canteras), que registraron un alza de 7,8 %. Sin embargo, sería apresurado celebrar, pues todavía hay señales de incertidumbre.
Que Colombia esté creciendo es una buena noticia que confirma las predicciones realizadas por el Ministerio de Hacienda del gobierno de Gustavo Petro. Después de un 2023 en el que estuvimos con el fantasma de la recesión y de la alta inflación en alerta, hay que reconocer que tenemos señales positivas. El último dato publicado de inflación, de marzo de este año, estuvo en 7,36 % , completando un año seguido a la baja. Cobra especial relevancia que, como comentamos, el ISE fue jalonado por la agricultura y la explotación de minas, dos sectores que han despertado preocupaciones durante la administración Petro.
No obstante, es necesario leer los resultados con cautela. Por ejemplo, expertos han explicado que el aumento de la agricultura se debe a capitalizaciones anticipadas de cosechas en miras de un año climático complejo. En los mismos datos del DANE hay otros sectores que preocupan: la industria manufacturera se contrajo un 2,2 %, las ventas reales cayeron un 2,7 %, y el personal ocupado un 1,1 %. La tasa de desempleo se ha mantenido alta, en niveles prepandemia, pero sin mostrar que puede ceder más. Tal vez en lo que más debería causar pausa al analizar los datos está el hecho de que si se compara el ISE de enero del 2024 con el de febrero, en realidad se presentó una caída de 1,57 %. Es necesario estar pendientes de lo que se conozca sobre marzo en las próximas semanas.
¿Qué hacer, entonces, con esta información que aparenta ambivalencia? Optimismo cauteloso, ojalá acompañado por capacidad reflexiva de los líderes de la política fiscal colombiana. Mientras en Estados Unidos se predice un freno a la baja en las tasas de interés por los últimos datos de inflación dados a conocer, Colombia debería seguir la senda de la normalización por parte del Banco de la República, siempre y cuando venga acompañada por impulso desde el Gobierno. La administración Petro viene ambientando una nueva reforma tributaria, para reducir cargas a las empresas, lo que es una oportunidad de conciliación. También se necesitan intervenciones generosas en sectores como el de la vivienda, que está en medio de una crisis institucional por las renuncias recientes en el ministerio dedicado a ese tema.
No se puede, en todo caso, creer que es momento de celebrar o de dar por superada la crisis. Los avances son frágiles y necesitan la cooperación entre el Estado y el sector privado. No podemos desandar el camino.
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