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Cifras unificadas y sin contraste dejan de ser creíbles

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12 de febrero de 2021 - 03:00 a. m.
Cuando Francisco Barbosa, el actual fiscal general, era miembro del Gobierno, fue muy poco riguroso al momento de mostrar datos sobre asesinatos de líderes sociales. / Foto
Cuando Francisco Barbosa, el actual fiscal general, era miembro del Gobierno, fue muy poco riguroso al momento de mostrar datos sobre asesinatos de líderes sociales. / Foto
Foto: CRISTIAN GARAVITO / EL ESPECTADOR
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La Fiscalía no debería manejar la cifra unificada de homicidios de líderes sociales. Hay razones de diseño institucional y también políticas para oponerse a esta decisión, impulsada desde la administración de Iván Duque. Enfrentados a una crisis histórica que ha causado la preocupación de la sociedad civil y la comunidad internacional, se le arrebata a la Defensoría del Pueblo una de sus principales herramientas de contrapeso al actuar del ente investigador. El nombramiento de personas cercanas al Gobierno en instituciones que deberían ser autónomas nos está llevando a un unanimismo peligroso, que causa desconfianza y afecta la legitimidad del trabajo que hace el Estado por cubrir sus deudas con la ciudadanía.

Parecería una buena noticia. Gobierno, Fiscalía, Defensoría y Procuraduría, unidos, acordaron que solo habrá una cifra oficial sobre violencia contra líderes sociales. Lo presentaron como una herramienta de coordinación institucional, un necesario paso para enfrentar el goteo constante de casos y casos de líderes sociales asesinados. El problema es que, en el proceso, están desmantelando una de las funciones más importantes que históricamente ha cumplido la Defensoría.

La idea con los entes de control, como la Procuraduría y la Defensoría, es que sean independientes del Gobierno. Su trabajo es el de vigilar, contrastar y, sí, en muchas ocasiones evidenciar problemas. En este país de violencia desmedida y conflicto de largo aliento, los defensores del Pueblo han sido esenciales para contrastar las cifras oficiales y empujar a la institucionalidad a reconocer la magnitud de las tragedias. Para lograr esto, cuenta con equipos en terreno y un Sistema de Alertas Tempranas que han convertido a la Defensoría en un referente para los ciudadanos. Como su único interés institucional es reportar sobre lo que ocurre, tiene más legitimidad en este tema que la Fiscalía, que es una de las partes involucradas en la investigación de los crímenes.

En el pasado, la Defensoría ha reportado más casos de crímenes contra líderes sociales que lo ha hecho la Fiscalía. Esa disparidad, que se debe a factores como la definición más precisa de qué es un líder social, ha sido útil para ejercer presión sobre el discurso oficial. En democracia, entre más entes autónomos estén vigilando, más fácil es poder hablar de pesos y contrapesos.

Ahora, en cambio, será la Fiscalía la única en dar el reporte. Como diseño institucional es problemático, pues el ente investigador tiene el interés de mostrar avances. Rodrigo Uprimny escribió en El Espectador que “es como poner a los estudiantes a que se califiquen. Casi todos sacarían cinco”. ¿Era necesario introducir esa incertidumbre en un tema tan delicado?

La otra consideración es política. Como varios críticos han recordado, cuando Francisco Barbosa, el actual fiscal general, era miembro del Gobierno, fue muy poco riguroso con los datos de asesinatos a líderes. En su interés de mostrar resultados, utilizó cifras imprecisas que causaron justo escándalo. No es solo él: los fiscales generales recientes se han dejado seducir por la posibilidad de darles bombo a sus resultados y a su imagen personal. ¿Para qué permitir que ese cargo tenga influencia sobre la cifra unificada de homicidios?

El país lleva años llorando la muerte de líderes y, por lo que parece, esa seguirá siendo la realidad por más tiempo. Esta medida empantana innecesariamente el debate y genera suspicacias. Debería ser modificada.

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Alvaro(21614)12 de febrero de 2021 - 11:30 p. m.
Este gobierno es uribista ciento por ciento, ellos critican a Maduro y copiaron su gobierno. Totalmente de acuerdo con este editorial, el Espectador es el mejor diario escrito en colombia es muy independiente es la única suscripción que tengo
alberto(52534)12 de febrero de 2021 - 09:21 p. m.
COLOMBIA ARROPADA POR CRIMENES DE LESA HUMANIDAD Y GOBIERNO TRATANDO DE OCULTAR CIFRAS DANDOLE EL PODER DE EMITIRLAS AL NAUSEABUNDO FISCAL YA METIDO EN LA POLITICA DEL ECUADOR HACIENDO INGERENCIA EN ENTORPECER RESULTADOS ELECTORALES .QUE VERGUENZA NO LES VALIO LA PALIZA DE LAS ELECCIONES EN EEUU Y AHORA VIAJA EL MELODRAMATICO BARBOSA A ENTORPECER ELECCIONES EN EL ECUADOR LLEVANDO VIEJAS Y DISPA
alberto(52534)12 de febrero de 2021 - 09:13 p. m.
EL GOBIERNO URIBEDUQUEBARBOSACABELLOYCONTRALORIANACIONAL EN ESTRECHO ABRAZO A ESCONDER CIFRAS ATERRADORAS DE LOS CRIMENES DE LESA HUMNIDAD QUE SE ESTAN DANDO EN COLOMBIA POR ACCION U OMISION DEL ESTADO.AFORTUNADAMENTE ESAS CIFRAS NO SE PUEDEN ESCONDER Y ESOS ORGANOS NO MERECEN CREDIBILIDAD EN LOS CIUDADANOS.
María(27411)12 de febrero de 2021 - 08:18 p. m.
Las triquiñuelas a las que ha recurrido este desgobierno no tienen nombre. ¿Qué podemos esperar de esto? La impunidad rampante que nos carcome cada vez más. Desasosiego total. ¿Hasta cuándo aguantaremos? ¿por qué la ciudadanía no es capaz de organizarse, protestar y exigir resultados?
Humberto(12832)12 de febrero de 2021 - 08:06 p. m.
así taparán todos esos asesinatos que corresponden a la "limpieza social" patrocinada desde los gobiernos de Uribe.Y es que en la "limpieza social" todo lo determina el "sesgo ideológico" que detecte uribe en el defensor de derechos humanos o líder social, que es con lo que los esbirros que lo obedecen en silencio matan a los que les parezca que tienen "sesgos".Vemos en estos foros fans de muertes
  • Humberto(12832)12 de febrero de 2021 - 08:08 p. m.
    el que desde sus trinos invita a eliminar gentes con "sesgos ideológicos",legitima con sus argumentos esos asesinatos, es el gran determinador de cantidades de asesinatos que se perpetran en la periferia del país donde solo hay terratenientes y pobres sin escrituras y ausencia total del estado.
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