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Sigue la innecesaria y preocupante hostilidad del Gobierno de Gustavo Petro hacia la Corte Constitucional. Es evidente que cada uno de los decretos de emergencia expedidos para La Guajira van a ser tumbados por el alto tribunal pues, al estudiar la declaratoria que los cubre a todos, encontró que el Gobierno se extralimitó, no justificó adecuadamente la emergencia y tiene que aprobar sus proyectos por vía del Congreso. Sin embargo, ante la noticia reciente de que la Corte declaró inconstitucional un decreto que tomaba medidas de emergencia para el Programa de Alimentación Escolar en La Guajira, el presidente Petro escribió en X: “Sin palabras”. ¿Por qué sin palabras, si la falla fue del equipo jurídico de Presidencia? ¿Por qué seguir sembrando un manto de duda sobre las decisiones del alto tribunal si su actuar está justificado y es predecible? Por cierto, ese decreto particular, por su importancia, mantiene efectos diferidos durante un año, para darle tiempo al Gobierno de tomar medidas por las vías constitucionales adecuadas.
La Rama Judicial ha expresado su preocupación. En la Gran Cumbre de Justicia 2023, Hernando Herrera Mercado, director de la Corporación Excelencia en la Justicia, fue claro: “Nuestra corporación está para generar una certeza de independencia y de autonomía judicial y no vacilará a nivel nacional o internacional frente a agresión [contra] esos dos baluartes de la democracia: la independencia y la autonomía judicial”. Lo que no se comprende es que un Gobierno que llegó bajo el discurso del respeto a la separación de poderes adopte la misma estrategia de otras administraciones que, al verse frustradas en la Corte, optaron por la vía de la estigmatización. Pierde la democracia cuando eso ocurre.
Que el presidente de la República escriba “sin palabras” produce efectos en el debate público y envía un mensaje preocupante que reciben sus copartidarios. Tal vez la declaración de otro servidor público sirva para dimensionar lo que ocurre. Daniel Rojas Medellín, presidente de la Sociedad de Activos Especiales, adoptó un tono digno de teorías de la conspiración. En su cuenta de X escribió: “Nos permitieron ganar las elecciones para simular una democracia, pero la realidad es que se pasan por la faja la voluntad del pueblo, se burlan del pueblo, priman los intereses de los poderosos”. Esto, en respuesta a la misma decisión de la Corte que despertó el “sin palabras” en el presidente. “Está claro que el poder está en otro lado, no en las urnas”, concluyó Rojas.
Es extraña esa perspectiva. El triunfo histórico del presidente Petro vino acompañado de la bancada más numerosa en el Senado. ¿Cómo es posible que con esta magnitud de poder ahora haya copartidarios del Pacto Histórico que piensan que la democracia es una simulación? No le sienta bien este discurso victimista al partido de gobierno y menos si es para estigmatizar la labor de la Corte Constitucional, que históricamente ha servido de garante ante intentos de abuso de poder en las distintas administraciones.
Entendemos la frustración del Gobierno y la necesidad de atender la crisis constante de La Guajira. Lo que no es negociable son las vías democráticas dispuestas en la Constitución. Ahora que la administración Petro está recalculando su estrategia política, es momento de no perder tiempo en contradicciones con la Rama Judicial.
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