De Pondores llegan símbolos de confianza

El Espectador
17 de octubre de 2018 - 05:00 a. m.
No se trató de un gesto menor. Es la primera vez que el presidente se reúne con excombatientes y visita una zona fundamental para la implementación de lo pactado. / Foto: Twitter Iván Duque
No se trató de un gesto menor. Es la primera vez que el presidente se reúne con excombatientes y visita una zona fundamental para la implementación de lo pactado. / Foto: Twitter Iván Duque

La visita del presidente Iván Duque el fin de semana pasado al Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de Pondores (La Guajira), donde habitan excombatientes de las Farc, es una excelente y necesaria señal de que el Estado pretende cumplir su palabra, independientemente de quién esté en la Casa de Nariño. Es el tipo de gesto que permite seguir soñando con un posconflicto provechoso para Colombia.

En compañía de funcionarios de organismos internacionales, el presidente Duque visitó a las 300 personas que dejaron las armas y viven hoy en Pondores. Almorzó con 50 de ellos y llevó un mensaje de apoyo.

Al final, Sigifredo Mendoza, excombatiente y líder del espacio, dijo que se sentía motivado por la presencia del mandatario. En entrevista con Colombia 2020 de El Espectador, contó que de él recibieron “cosas buenas: respetar el proceso de reincorporación a la gente que esté respetando el Acuerdo, agilizar el tema de los proyectos productivos, devolver la confianza estatal al departamento de La Guajira. También hubo una interacción entre la Fuerza Pública, la comunidad, los excombatientes, las instituciones”.

No se trató de un gesto menor. Es la primera vez que el presidente, quien ganó las elecciones con un mensaje de fuertes críticas al proceso de paz y que proviene de un partido (Centro Democrático) que se declaró en oposición de los diálogos de La Habana, se reúne con excombatientes y visita una zona fundamental para la implementación de lo pactado.

Además, su discurso fue contundente: “La transición que han hecho muchas personas que genuinamente están en ese proceso de reincorporación, donde existen los principios de verdad, de justicia, de reparación y de no repetición, se debe proteger”. Prometió apoyar los proyectos productivos que los desmovilizados necesitan para garantizar su sostenibilidad.

Entre todas las crisis que ha enfrentado la implementación de los acuerdos, una de las poblaciones más afectadas ha sido la de los desmovilizados que le siguen apostando a la paz. Ellos, que se resistieron a las disidencias y a las dudas sobre si el Estado seguiría cumpliendo las promesas, son la clave para construir un futuro con una Colombia en paz. Del éxito de sus procesos depende que podamos garantizar que la sociedad colombiana esté llena de oportunidades para combatir la ilegalidad.

Por eso celebramos que el presidente Duque acompañe sus discursos de unión y representación de todos los colombianos con acciones tangibles. Más allá de las modificaciones que se pretenda hacer a lo pactado (que será otro debate), el simbolismo detrás de la visita no puede pasar inadvertido.

Pensando en el futuro y en los procesos de paz que todavía le faltan a Colombia, es útil que quienes siguen alzados en armas vean que pueden confiar en el Estado si deciden reincorporarse a la sociedad. De esa manera podremos seguir creyendo que la paz sigue siendo posible.

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Por El Espectador

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