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Todo lo que ha pasado con la consulta presidencial del Polo Democrático Alternativo, la Unión Patriótica y el Partido Comunista Colombiano ha sido muy problemático. Desde el Consejo Nacional Electoral (CNE), que se ha demorado a sobremanera en tomar decisiones y, por ende, ha creado una sensación de inestabilidad y ambigüedad, hasta el comportamiento del presidente de la República, Gustavo Petro, que no ha perdido oportunidad para intervenir en política y lanzar acusaciones infundadas. La renuncia de Daniel Quintero a la votación que se realizará en 10 días agrega aún más incertidumbre, deja en veremos los recursos estatales invertidos en la celebración de las votaciones y hace que el proceso democrático empiece en medio de cuestionamientos infundados.
Si tuviésemos que resumir todo este lío, nos parece que hay varios puntos claves. El principal es que el Pacto Histórico, esa coalición de partidos y movimientos que llevó a Gustavo Petro a la Presidencia, está en un proceso de nacer como partido político. Sin embargo, su consolidación se ha visto truncada por las normas electorales. Como lo discutimos en este espacio hace unas semanas, el Tribunal Superior de Cundinamarca confirmó que el Consejo Nacional Electoral actuó de manera correcta al negar la personería jurídica del Pacto por incumplimiento de varios requisitos. En ese entonces, como ahora, el presidente Petro y varios de sus copartidarios dijeron que se trata de un golpe a la democracia, cuando lo que ocurre es mucho más sencillo: en Colombia hay normas electorales que deben cumplirse y no se pueden crear partidos políticos por pura voluntad o capricho.
Ahora, el CNE señaló algo obvio: como el Pacto Histórico no existe como partido, su logo no puede ir en el tarjetón de la consulta que se realizará en 10 días. En realidad, y esto lo aceptaron los tres candidatos en competencia, se trata de una consulta entre tres partidos que sí tienen personería y que avalaron las nominaciones. Sin embargo, Daniel Quintero, quien no desperdicia oportunidad para fomentar escándalos que le suban el perfil, anunció que renunciaba a la consulta. “El CNE mató la consulta del Pacto Histórico al convertirla, en contra de nuestra voluntad, en una consulta interpartidista para evitar que podamos participar en la consulta del frente amplio. No vamos a caer en la trampa. Por esta razón he pedido mi retiro de la misma”, escribió.
Carolina Corcho e Iván Cepeda, los otros dos candidatos, fueron mucho más razonables. Aseguraron que no se retiraban de la consulta, y solo hicieron una solicitud al CNE. Corcho pidió “reimprimir el tarjetón con la claridad de que es una consulta que elige una candidatura presidencial, que participará en una nueva consulta en marzo para elegir una en el frente amplio”. Cepeda dijo que “debe quedar claro que nosotros pusimos como condición al Consejo Nacional Electoral (CNE) que esta sería una consulta partidista y que la persona no queda inhabilitada para participar en marzo”. Así debe ocurrir. La Registraduría debe atender al llamado y garantizar que se haga la votación como se ha pactado.
Todo esto pudo evitarse si el CNE tuviera procesos más eficaces. En conversación con Blu Radio, la directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios, afirmó que “la primera responsabilidad de la falta de claridad que hoy estamos frente a la consulta de las organizaciones que están en la sombrilla del Pacto Histórico es del Consejo Nacional Electoral”, lo que ha causado incertidumbre. Eso es cierto, pero tiene solución dentro de la institucionalidad, no pateando la mesa como propuso Quintero. También recordando que las normas se tienen que cumplir, así produzcan incomodidad. Están para garantizar el proceso democrático.
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