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La inocencia en juego, ¿y el Estado colombiano?

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06 de marzo de 2025 - 05:00 a. m.
Los ciberdelitos son el día a día de muchos menores vulnerables y nuestro Estado no puede quedarse atrás.
Los ciberdelitos son el día a día de muchos menores vulnerables y nuestro Estado no puede quedarse atrás.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
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Las redes sociales de internet se convirtieron en la herramienta más efectiva para violar los derechos de las niñas, niños y adolescentes. Solo hemos visto la punta del iceberg, mientras que los gobiernos regionales no parecen preocupados por la falta de regulación que aplica a empresas como Meta, ByteDance, Google y otras. La situación es urgente, como lo demostró una investigación publicada por El Espectador y titulada “Inocencia en juego”. En ella profundizamos sobre grupos abiertos de Facebook creados para hablar de música, temas o caricaturas que les interesan a niñas, niños o adolescentes de Latinoamérica, en los que se estaban compartiendo “retos sexuales” y buscando contactar a posibles menores de edad con fines sexuales. Los hallazgos son escandalosos, dolorosos y muestran la necesidad de tomar medidas cuanto antes.

La investigación fue coordinada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), y además de El Espectador se sumaron Chequeado (Argentina), Crónica Uno (Venezuela) y Factchequeado y el Tech Policy Press (Estados Unidos). Gracias al trabajo coordinado de los periodistas pudimos desentrañar ese mundo de engaño y abuso sexual que pone en riesgo a la infancia de toda una región. Nos queda, sin embargo, un muy mal sabor de boca: saber que lo que pudimos encontrar es solo una parte muy pequeña de un problema muchísimo mayor y que vive en la impunidad.

La buena noticia es que Meta, el gigante tecnológico dueño de Facebook, bajó de la plataforma 20 de estos grupos que se reportaron a partir de esta investigación. Pero estas dinámicas de acoso sexual o “grooming” a menores de edad están presentes en esta y otras plataformas como Instagram, TikTok y WhatsApp, como demostró este especial. No basta con esperar a que haya buena voluntad de parte de las compañías tecnológicas, cada vez más hostiles a cualquier tipo de reclamo por parte de la sociedad civil. Por lo anterior, es urgente que el Gobierno y el Congreso se articulen con países de la región para trabajar en una normativa regional que proteja mejor a nuestras infancias en entornos digitales, como ha sucedido en Europa. ¿Por qué este tipo de medidas, que pueden llevar a una integración de los distintos países de la región, no se han puesto sobre la mesa? Queda la sensación de que nuestros gobiernos viven entre el desinterés y la ignorancia.

Colombia puede y debe, por ejemplo, suscribir este año la Convención Internacional sobre Ciberseguridad, que fue aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas. El tratado debe ser ratificado por un número de países antes de ser oficial, y busca crear un marco legal internacional para la persecución de estos delitos y otros relacionados con el uso de estas tecnologías de la información. ¡Cuanto antes necesitamos vincularlos!

En el nivel local, debemos seguir formando a funcionarios de la Rama Judicial y policial para que no revictimicen a las niñas, niños y adolescentes víctimas de estos delitos, así como garantizar que estos tengan acceso a servicios de soporte, apoyo y protección. Los ciberdelitos son el día a día de muchos menores vulnerables, y nuestro Estado no puede quedarse atrás.

El sacudón, al final, pasa por nuestra cultura. Es evidente que las niñas y adolescentes están cada vez más sexualizadas a más temprana edad y que esto tiene impactos hondísimos y terribles sobre sus vidas. Ya es tiempo de que en Colombia se deje de normalizar el acoso y la actividad sexual con personas menores de 18 años. La inocencia, en efecto, está en juego.

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Felipe Fegoma(94028)07 de marzo de 2025 - 02:33 a. m.
En comuniades indígenas, y sin necesidad de internet, miles de niñas son abusadas cada año, incluso por familiares de primer grado como papás o hermanos, se hacen ablaciones de clítoris, se venden o intercambian en matrimonios forzados y su destino es solo trabajar y parir. Pero a eso aquí se le llama "Cosmogonía indígena" o "Cultura ancestral". Nadie se atreve a hablar de esto y mucho menos tanta feminista que protesta por cosas mucho menos graves. Pura hipocresía de una sociedad enferma.
usucapion1000 .(15667)06 de marzo de 2025 - 04:55 p. m.
Debe hacerse todo lo que se pueda pero por las millonadas del volumen de usuarios no podrá haber un control absoluto. Es una pena., pero el único control efectivo es el de los padres.
Manuel Gilberto Rosas diaz(85839)06 de marzo de 2025 - 03:31 p. m.
La pregunta es? Que hacen los gobiernos para prevenir estos hechos y para impedir que grandes programadoras y agencias publicitarias trafiquen con la sexualidad y lleven a los jóvenes a un laberinto que les causa daño y los usa para divertir a gente corrupta moral sexualmente hablando.
Carlos Arturo Molina Rios(92784)06 de marzo de 2025 - 01:47 p. m.
Y la familia srs de El Espectador ? La educación en casa es igual o más importante que cualquiera otra para frenar el problema de redes sociales y el abuso de ellas en los menores. No lo mencionan en el escrito.
Jorge Betancur(09052)06 de marzo de 2025 - 12:15 p. m.
Habría que empezar por el contenido de las letras del reggaetón.
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