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Las mentiras de Trump se responden con mesura

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20 de octubre de 2025 - 05:00 a. m.
La cooperación entre los dos países es la mejor manera de luchar contra el narcotráfico.
La cooperación entre los dos países es la mejor manera de luchar contra el narcotráfico.
Foto: Archivo Particular
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La bravuconada irresponsable de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, con el Gobierno de Colombia tiene que responderse recordando un principio esencial: la relación de nuestro país con el del norte lleva décadas de fortaleza y lazos económicos, militares y culturales que no se pueden echar por la borda. El presidente de la República, Gustavo Petro, llevaba un buen tiempo usando la figura del presidente republicano para ganar réditos políticos, por encima de los intereses nacionales, y ahora está en el ojo de un huracán que le puede hacer muchísimo daño a nuestro país. No es momento de nacionalismo electorero, sino de recobrar los canales diplomáticos, la mesura y la capacidad de bajarle la tensión a una crisis peligrosa.

Las palabras del presidente Trump sobre el presidente Petro y nuestro país son inaceptables; también son una mentira. Acusó sin pruebas, como es su estilo, al mandatario nacional de ser “un líder del narcotráfico que incentiva la producción masiva de drogas, tanto en campos grandes como pequeños, por toda Colombia”. Además de cortar toda la ayuda económica y de cooperación, hizo una amenaza violenta: “Petro, un líder poco reconocido y muy impopular, un bocazas sobre Estados Unidos, debería cerrar estos campos de exterminio de inmediato, o Estados Unidos se los cerrará, y no lo hará de una forma amable”. En el marco de la “guerra contra el narcotráfico” que tiene a una flotilla del Ejército estadounidense realizando ejecuciones extrajudiciales en el Caribe, esa última afirmación se puede leer como la intención de incluir a nuestro país en el mismo saco con el que está amenazando a la dictadura de Nicolás Maduro. Como lo comentamos ayer, el Gobierno de Trump está usando un criterio caprichoso para justificar intervenciones militares que violan la soberanía nacional y las reglas del derecho internacional.

Para completar las amenazas, Lindsay Graham, senador republicano, escribió en la tarde de ayer que habló con el presidente Trump de “pegarle a Colombia donde les duele, en el bolsillo”. Eso quiere decir que es probable que hoy se anuncien nuevos aranceles agresivos, por encima de los que ya le impuso al país hace unos meses. Eso sería devastador para los exportadores colombianos. Estados Unidos sigue siendo nuestro principal socio comercial y una medida de ese estilo pone en jaque nuestra economía, todavía en proceso de recuperación.

Es momento de hablar. El presidente Petro y el Ministerio de Relaciones Exteriores actuaron correctamente ayer al responder al presidente Trump exigiendo respeto, pero también enfatizando en los lazos entre las dos naciones. El Ministerio de Justicia, por su parte, publicó un comunicado explicando todos los esfuerzos antidrogas que ha llevado a cabo nuestro país. Son irresponsables los precandidatos presidenciales y los miembros del Congreso que aprovecharon el mensaje del presidente Trump para atacar al Gobierno nacional sobre sus procesos de paz. Una cosa es estar en contra de la estrategia adoptada por la administración, crítica que es válida, otra muy distinta es permitir que se asemeje la búsqueda de la paz con ser un líder del narcotráfico. Tanto en su historia de vida como en su desempeño como mandatario, el presidente Petro ha sido un enemigo de los narcotraficantes. Olvidan quienes pescan en río revuelto que el daño con los aranceles y la suspensión de la ayuda lo sufren todos los colombianos, no solo el proyecto político del mandatario actual.

El mensaje que llegue a Washington tiene que ser claro: la cooperación entre los dos países y el fortalecimiento de las instituciones colombianas es la mejor manera de luchar contra el narcotráfico. Nuestros lazos tienen que poder sobrevivir a los personalismos de los líderes de turno. En esta crisis, si se mantiene el tono hostil, pierden todos los involucrados. No lo podemos permitir.

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