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Lo que enseña el triunfo de la ultraderecha en Chile

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16 de diciembre de 2025 - 05:00 a. m.
El triunfo abrumador de Kast, 58,1 % de los votos contra el 41,8 % de Jara, es un mensaje claro para la izquierda que había gobernado a Chile en varias ocasiones desde la dictadura.
El triunfo abrumador de Kast, 58,1 % de los votos contra el 41,8 % de Jara, es un mensaje claro para la izquierda que había gobernado a Chile en varias ocasiones desde la dictadura.
Foto: EFE - Elvis González
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La victoria de José Antonio Kast es la culminación de una tragedia anunciada. El candidato de ultraderecha, que en su momento votó a favor de la permanencia del dictador Augusto Pinochet en el poder y que durante su carrera ha mostrado simpatía con los extremos de la política chilena, tuvo poca competencia ante una izquierda desorganizada, desmotivada y deslegitimada por la administración ineficiente de Gabriel Boric. En su discurso de aceptación de los resultados, Kast intentó presentarse al mundo como un estadista, concentrado en construir un “gobierno de emergencia”, pero las decisiones que tome de aquí al próximo marzo darán más pistas sobre cómo será su administración. Hay quienes esperan que la derecha más moderada, que lo apoyó en su candidatura, lo traiga hacia posturas menos radicales y lesivas de las libertades individuales.

Lo que no se puede cuestionar es la democracia chilena. El país, referente en toda América Latina, goza de buena participación por parte de sus electores y de una cultura institucional robusta. Gabriel Boric, actual presidente, no perdió tiempo en llamar a felicitar a Kast. La derrotada Jeannette Jara, candidata de la izquierda con militancia comunista, dijo que “la democracia habló fuerte y claro. Me acabo de comunicar con el presidente electo, José Antonio Kast, para desearle éxito por el bien de Chile”. Así es como debe ser en democracia: reconocer al oponente y ofrecerse a trabajar donde haya puntos en común. ¡Cuánto podrían aprender los líderes políticos colombianos de esa cultura chilena!

El triunfo abrumador de Kast, 58,1 % de los votos contra el 41,8 % de Jara, es un mensaje claro para la izquierda que había gobernado Chile en varias ocasiones desde la dictadura. En síntesis: leyeron muy mal el estallido social de 2019. La llegada a la presidencia de Boric fue histórica, pero también llevó a un proceso constituyente arrogante que terminó siendo derrotado en las urnas de manera contundente. Al querer materializar todos los deseos del sector ideológico de izquierda, curiosamente perdieron a la mayoría de los ciudadanos que buscaban otras respuestas. En los tres años siguientes el gobierno de Boric no se pudo recuperar y ahora los votantes chilenos dijeron que preferían un ultraderechista que darle otra oportunidad a la izquierda (Jara fue ministra del actual gobierno).

Sería caer en un error considerar que el triunfo de Kast demuestra el retorno del pinochetismo, como ha dicho el presidente colombiano, Gustavo Petro. Sí, el presidente electo tiene un pasado nefasto, y sí, sin duda hay sectores chilenos que quieren responder de manera inhumana al influjo migratorio, pero que la victoria haya sido tan holgada muestra un descontento más profundo. Como en tantos otros países de América Latina y del mundo, la dicotomía “izquierda vs. derecha” no explica las complejas razonas por las que las personas votan en las urnas. Estamos viendo el cansancio con la inseguridad en un país que marca entre los que más miedo siente en todo el mundo. También hay una petición por gobiernos más eficientes, que cumplan sus promesas. Kast es más un voto castigo a Boric y a su sector político, que un giro radical de la mayoría del electorado. Ahora en la oposición, ¿aprenderá las lecciones la izquierda para volver a ofrecer un proyecto de país creíble? Mientras tanto, la institucionalidad chilena debe demostrar que puede controlar los peores instintos de su presidente electo. Que el “nunca más” gritado con la salida de Pinochet se preserve.

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Tercio(53826)Hace 17 minutos
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Jorge López(60581)Hace 1 hora
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