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El lunes tuvo lugar en Washington una reunión del presidente estadounidense, Donald Trump, con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, y luego, junto con los líderes de Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia y Finlandia, la presidenta de la Comisión Europea y el secretario general de la OTAN. El viernes anterior Trump se había reunido con su par ruso, Vladimir Putin, en Alaska. El resultado parece alentador para poner fin a la invasión rusa en Ucrania.
Aunque Trump mencionó al inicio de la reunión las inaceptables condiciones que propuso Putin para lograr el fin del conflicto, tranquilizó a los asistentes europeos que no hubiera insistido en ellas. El autócrata ruso exige que Zelenski acepte la anexión de Crimea a Rusia, conquistada militarmente en 2014, así como el territorio del Donbás, que incluye las provincias de Lugansk, ocupada casi por completo, y de Donetsk, en un 70 %. De hacerlo, implicaría la pérdida de importantes territorios para satisfacer la megalomanía del agresor ruso, violando de paso las normas del derecho internacional que prohíben la anexión de territorios conquistados mediante la guerra.
Rusia también exige que Ucrania rechace su eventual incorporación a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, como garantía de recibir apoyo de sus países miembros, incluido Estados Unidos, en caso de una nueva agresión militar. La mayoría de los gobernantes europeos, en especial los que hacen parte de la OTAN, quieren frenar el expansionismo ruso hacia occidente. De allí que la decisión de los asistentes a la reunión en Washington sea la de detener a Putin y su megalomanía, que amenaza seriamente la seguridad del viejo continente. Para dar seguimiento a lo acordado en Washington, ayer se produjo una reunión virtual entre los asistentes, y otros países europeos interesados en este tema, para definir en un plazo de diez días cuáles serán las garantías que recibirá Ucrania en caso de que se llegue a una paz total con Rusia.
Lo que no es claro, de momento, es qué va a suceder con la esperada reunión cara a cara entre Zelenski y Putin, que el presidente Trump se comprometió a gestionar, en medio del optimismo inicial. El propio presidente de Ucrania expresó que los temas más álgidos entre los dos países serían discutidos en la reunión bilateral que debería llevarse a cabo en dos semanas. También confirmó que llevaría a cabo una muy importante compra de armamento estadounidense por unos 90.000 millones de dólares, con dinero proveniente de sus aliados europeos. Estados Unidos, por su parte, importaría drones de Ucrania. El mercado de las armas no se detiene.
El optimismo inicial, tras el fin de la reunión, pasó a moderado cuando Trump, tras las gestiones directas con Moscú, dijo ayer en una entrevista que “es posible que Putin no quiera llegar a un trato” y que de no hacerlo enfrentaría “una situación difícil (…) lo descubriremos en las próximas semanas”. No es la primera vez, ni será la última, en la que Rusia juega con los plazos y la Casa Blanca anuncia que esperará un tiempo prudencial o tomará decisiones drásticas. La guerra continúa.
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