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El triunfo de Zohran Mamdani, un joven inmigrante de 34 años que se autodenomina socialista democrático, como alcalde de Nueva York, se convierte en un fuerte llamado de atención para la deriva autoritaria de Donald Trump. El logro de Mamdami se junta a otros tres resultados en Nueva Jersey, Virginia y California que demuestran cómo las peligrosas políticas del republicano generan un rechazo dentro de electores como los jóvenes y los latinos, que hace un año le abrieron el camino a la Casa Blanca.
El resultado del pasado martes tiene varias consecuencias en la política local y nacional para los Estados Unidos. Nueva York ha sido mayoritariamente una ciudad demócrata. De allí que el triunfo de un candidato opositor no sea una sorpresa. Lo inédito es que el alcalde electo, desconocido hace un año, haya derrotado no solo a su oponente republicano, que terminó tercero, sino al exgobernador Andrew Cuomo, que tenía el apoyo del establecimiento de su partido a pesar de que se presentó como independiente. Como hecho paradójico, y dado el temor que inspiraba dentro de los republicanos, a última hora Trump también le dio su apoyo a Cuomo.
Que alguien que se define como socialista democrático asuma esta alta responsabilidad enciende las alarmas en el Partido Republicano y en sectores del propio establecimiento demócrata. Dentro de este último no había una definición clara sobre cómo enfrentar los graves desaciertos de Donald Tump desde que asumió la presidencia hace diez meses. El aumento de la inflación, debido a las erráticas políticas en materia de aranceles, la absurda persecución de inmigrante irregulares, muchos de los cuales han sido expulsados del país sin garantías procesales, la militarización de ciudades demócratas, como Los Ángeles, Washington y Chicago, y la amenaza de hacerlo con otras más, requerían de posiciones claras del Partido Demócrata. No las hubo, salvo algunos casos aislados como el de Bernie Sanders y ciertos gobernadores.
El inconformismo, evidente tras recientes marchas en las principales ciudades que movilizaron más de siete millones de personas, ayuda a entender el triunfo de Mamdani. La misma explicación se puede aplicar a lo que se considera como un varapalo para Trump y los republicanos con las otras elecciones del lunes anterior. El triunfo de Abigail Spanberger como gobernadora en Virginia es importante pues el saliente mandatario estatal era republicano. La candidata ganadora es demócrata moderada. En Nueva Jersey, estado demócrata, se impuso Mikie Sherrill de manera holgada.
La cuarta elección, muy importante por su significado, fue la que adelantó el gobernador demócrata Gavin Newsom. Este había asumido una posición de liderazgo, con miras a ser candidato a la presidencia, en la cual decidió “combatir el fuego con fuego”, frente a las arbitrariedades de Donald Trump. La aprobación de su Proposición 50, que redefine distritos electorales en California, fue una respuesta a lo que los republicanos venían haciendo en varios estados al redibujar los distritos para favorecer la elección de sus candidatos a Senado y Cámara. Frente a la indecisión y las divisiones internas dentro de la cúpula del Partido Demócrata, Newsom decidió jugar con las mismas armas de Trump y los republicanos. Los hechos le dan la razón.
En noviembre de 2026 habrá elecciones parciales del Senado y generales para la Cámara de Representantes. Todavía es muy temprano para determinar lo que vaya a suceder, pero los demócratas aspiran a recuperar de nuevo el Capitolio. Los recientes resultados parciales están demostrando que el Partido Demócrata debería moverse más hacia la centroizquierda para recuperar el voto joven, el latino y el de los trabajadores, que fueron esenciales para el triunfo de Donald Trump.
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