El país mantiene muchas preguntas por resolver sobre el local de espionaje que operaba cerca de la Casa de Nariño y que recientemente llevó a algunas capturas. Si bien el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, afirma que no lograron llegar a los datos más sensibles de la seguridad del presidente Gustavo Petro, las versiones encontradas que se han conocido dejan dudas: ¿cómo es posible que ocurra una infiltración de tan alto nivel? ¿Por qué se tomaron decisiones en enero y solo ahora se empezaron a conocer medidas contundentes? ¿Cuándo se darán más explicaciones al público en general?
Los detalles que se conocen son angustiantes. En enero de este año, 22 oficiales de la Policía y el Ejército que estaban asignados a la seguridad del presidente Gustavo Petro y de su familia fueron removidos. Ahora, a eso se sumó la captura de Pedro Nel Jiménez Cárdenas, mayor del Ejército Nacional y comandante del batallón encargado del tercer anillo de protección presidencial. También capturaron al suboficial Cristian Padilla Villanueva, relacionado con operaciones de seguridad militar. La captura más llamativa fue la de Luisa Fernanda Salgado Fernández, conocida ahora como la “Falsa policía”, por su nivel de infiltración. La Fiscalía les imputó los delitos de concierto para delinquir agravado, simulación de investidura o cargo (en el caso de la mujer), revelación de secreto y fraude procesal.
Según el ente investigador, Salgado Fernández se habría infiltrado en reuniones de alto nivel. A pesar de que la información no ha sido revelada de manera transparente, una investigación que realizó el periódico El Tiempo muestra la gravedad de lo ocurrido. Al parecer, ella venía rondando los alrededores de la Casa de Nariño desde 2022, obtuvo “carné oficial, radiocomunicador y ahora se indaga si también arma de dotación”, y el medio colega cuenta que “haciéndose pasar como capitán de inteligencia de la Policía asumió funciones exclusivas de los oficiales, asistió a reuniones interinstitucionales y tuvo acceso a información de carácter reservado, secreto y ultrasecreto”. Entre eso, sí, se encuentra información sobre la seguridad del presidente Gustavo Petro y de la cúpula del Gobierno.
En declaración a Blu Radio, la jefatura de protección presidencial dijo que “se hizo una revisión exhaustiva en los libros de ingreso a Palacio y no hay registros de que la falsa capitán, el mayor, el sargento u otro civil hayan entrado a las instalaciones”. Hasta ahí es todo lo que el país ha conocido. En contraste, la defensa de los implicados dice que todo se trataba de una operación encubierta conocida por las autoridades, y que se trata de una conspiración para frenar el ascenso de Jiménez Cárdenas. La Fiscalía se mantiene en sus propias investigaciones.
No es responsable especular sobre lo ocurrido, pero por eso mismo las autoridades, de la Fiscalía al Ministerio de Defensa, deben reconocer la importancia de que Colombia conozca los resultados de la recolección de información. Que una persona logre infiltrarse en reuniones de alto nivel con tal facilidad deja muy mal parados a la Policía Nacional y al Ejército; a su vez, que personas de tan alto nivel ligadas con la protección del presidente ahora estén siendo procesadas es una señal de alarma para los sistemas de vigilancia interna de estas instituciones. El escándalo no puede responderse con silencio. Es momento de transparencia.
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