El Congreso le apuesta al populismo del día sin IVA


Con la convocatoria de tres días sin IVA a lo largo de cada año, el país pierde en recaudo, en capacidad de redistribución y el mercado se altera de formas poco productivas.

Foto: Concejo de Cali

No le queda bien al Congreso de la República resucitar malas ideas. Aunque intentó disfrazarlo en sus discursos, el gobierno de Iván Duque sabía que los días sin IVA eran una pésima idea y una aún peor estrategia tributaria. Y sin embargo los propuso para lograr la aprobación de una reforma tributaria impopular y atropellada, pues el populismo se cotizaba al alza en tiempos de pandemia. Pero el país pierde en recaudo, en capacidad de redistribución y el mercado se altera de formas poco productivas con ese tipo de medidas. En ambiente pre-electoral anticipado y con un montón de reformas importantes estancadas, es lamentable que esta sea una prioridad de los congresistas.

En cuarto y último debate, el Congreso aprobó una ley que vuelve norma la convocatoria de tres días sin IVA a lo largo de cada año. Aunque le pide al Gobierno de turno definir las fechas y las reglas de cada una de esas convocatorias, convertirlo en ley implica que sea necesario implementarlo. Miguel Uribe Turbay, senador del Centro Democrático e impulsor del proyecto, defendió así la medida: “La experiencia lo ha demostrado, gracias al Día sin IVA son millones los colombianos que pueden acceder a ciertos bienes que de otra manera no podrían comprar y lo pueden hacer gracias a la reducción de precio. Pero además, esta es la oportunidad para estimular el comercio, la industria, sectores intensivos en mano de obra en un momento donde la economía se está contrayendo y está estancada”.

El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, expresó su inconformidad. Según el jefe de la cartera, se trata de “un pésimo negocio para el Estado, pero peor, pésimo negocio para los industriales colombianos”. Estamos de acuerdo. Lo dijimos en su momento cuando se aplicaron durante la administración pasada y debemos reiterarlo ahora: la reactivación económica sostenible no se consigue con populismos. Por supuesto que a las personas les gusta que les prometan tres días sin pagar un IVA bastante elevado, lo que a su vez potencia las ventas en esos momentos, pero el daño que se les hace a las finanzas del Estado, así como al mercado en general, es más preocupante. En medio de un año donde viene bajando el recaudo tributario, el país no se puede dar ese lujo.

Quienes defienden la medida dicen que se introdujo una disposición para fomentar los bienes nacionales y repiten lo dicho por el senador Uribe Turbay sobre cómo esta es la oportunidad para que los colombianos compren bienes que en otras condiciones no se podrían permitir. Sin embargo, la pregunta es por qué el Estado debería subsidiar esas compras y hacer una excepción tan extraordinaria a un ingreso básico como el IVA. ¿Acaso no hay otras prioridades que precisamente se suplen gracias a los ingresos del IVA? ¿Y por qué reactivar el comercio debe depender de tres días específicos, cuando lo que necesitamos son medidas sostenibles que den solidez y estabilidad a la economía?

El Congreso, que se ha mostrado reacio a discutir las reformas de fondo propuestas por el Congreso, queda mal parado al cometer estos actos de irresponsabilidad fiscal. No ganan las finanzas del Estado y tampoco ganan los colombianos.

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