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Ya en su sexta versión, el proceso de depuración de obras nacionales e internacionales ha mejorado de manera notable, haciendo casi inobjetable la calidad de la muestra. Como lo reconoce Eduardo Serrano, conocido crítico de arte, “a medida que ArtBo ha madurado, se ha hecho más profesional y más exitoso, cumpliendo cabalmente con sus objetivos como feria”. Objetivos que incluyen no sólo la consolidación del mercado, sino también el afianzamiento del medio. Lograr que los galeristas se abran hacia otros lugares, conozcan artistas, establezcan relaciones y se genere curiosidad por el arte colombiano es una de las principales aspiraciones del evento que, a pesar de su corta edad, ya ha logrado hacerse importante referente. No en vano, Hans Ulrich Obrist, uno de los más reconocidos curadores de arte contemporáneo, admite que “Colombia es uno de los lugares más emocionantes para el arte”.
Emoción que no ha transmitido sólo ArtBo y su impresionante montaje que, como lo asegura Catalina Casas, directora de la Galería Casas Riegner, tiene una estética impecable que amerita reconocimiento. Junto con el elegante evento se ha generado de forma paralela toda una estación del arte y su industria. Del 21 al 25 de octubre, tiempo que dura la feria, las galerías extienden sus horarios, ofrecen cocteles y los artistas abren sus talleres. La pintura, el dibujo, la fotografía, la escultura, el performance y el video se extienden por toda la capital. De especial alusión y sugerencia es ‘La Otra’, una feria contemporánea y contestataria que abre sus puertas en el antiguo Hotel Continental a audiencias más arriesgadas. Esta exposición alterna, que va siendo montada por los artistas a puertas abiertas, evidencia el nombre del evento: Procesos de creación contemporánea. El propósito de sus organizadores es ir educando en corrientes todavía no muy bien asimiladas e ir familiarizando a los espectadores con obras de arte no figurativo, instalaciones y lo que se conoce como arte en el tiempo.
El proceso de sensibilización no se reduce, sin embargo, a muestras alternativas. ArtBo complementa la agenda formativa con foros, seminarios y conversatorios, y con dos pabellones especiales: uno infantil, con actividades para familiarizar a los pequeños con las distintas perspectivas, y otro en el que se presentarán propuestas sólidas y bien articuladas de 18 jóvenes artistas escogidos a través de una convocatoria nacional. Este pabellón, presente ya en las pasadas versiones, es tal vez uno de los aportes más notorios a la consolidación de una cultura artística en el país, sin mencionar la oportunidad que representa para los nuevos expositores. Varios de ellos, gracias a la oportunidad, han encontrado lugar en galerías nacionales e internacionales y han conseguido avanzar en su carrera.
Es así como deben reconocerse los esfuerzos institucionales para alcanzar una cultura artística en el país y todos aquellos que han surgido de forma espontánea pero que no por ello están menos comprometidos con la causa. Generar interés es difícil, toma tiempo e insistencia. En especial cuando las nuevas propuestas son cada vez más móviles y desafiantes. Sin embargo, a pesar de las dificultades, cada vez se generan más discusiones en torno al tema y más son los seguidores. Falta mucho, es cierto. Todavía no se ha entendido siquiera por qué tiene sentido ser coleccionista. No obstante, de continuar con eventos tan serios y juiciosos como los que estamos viviendo, no será sólo por estas fechas cuando hablemos de arte.