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Según explicó Muñoz en entrevista con La FM, “siempre que uno se baja o interviene —he intervenido en muchos casos de esos—, uno nunca actúa pensando en que le tocó matar a alguien; uno piensa en que saca el arma y reduce al delincuente. Pero todos los delincuentes no reaccionan igual. Me duele porque Bogotá es una ciudad muy indolente, usted puede ver a una persona que están atracando y nadie ayuda”. Por eso, aquella noche, presenciando el asalto contra una mujer, quien luego contó que buscaban quitarle el carro, intervino, pero la situación se salió de control ante el delincuente armado.
Son varias las consideraciones alrededor de esta situación. La pregunta obligada es: ¿se trata de un uso legítimo del derecho constitucional a la legítima defensa? Si en efecto todo ocurrió como se relató, la respuesta debe ser afirmativa: se trataba de una agresión grave e inminente y el disparo fue un acto proporcional como reacción a dicha amenaza.
Al cierre de esta edición (el viernes 2 de febrero), cerca de 130.000 personas habían firmado una petición pidiéndole a la Fiscalía que no impute el delito de homicidio culposo contra Muñoz y defendiendo lo que hizo. Aunque nos sumamos a esta solicitud, eso no debe entenderse como que las autoridades deberían abstenerse de investigar lo ocurrido.
Como explicó la Fiscalía a través de su cuenta de Twitter, “para establecer si el señor Mario Muñoz actuó en legítima defensa de terceros fue citado a entrevista la próxima semana. El señor Muñoz no ha sido imputado. La legítima defensa es un derecho ciudadano”. Es importante que todos los casos se investiguen a fondo porque —y no estamos diciendo que este sea el caso— pueden ocurrir situaciones en las que sí se presenten extralimitaciones que deban ser castigadas. El requisito de la proporcionalidad no es un capricho; se encuentra en la esencia lógica del derecho en cuestión: defenderse de manera adecuada en casos excepcionales.
El otro lado del debate intentó equiparar la actitud de Muñoz con la justicia por mano propia e incluso con la historia del paramilitarismo. Son preguntas importantes: la historia del país ha estado marcada por grupos de personas aprovechando la idea de la legítima defensa para justificar actos atroces.
Este, no obstante, no es el caso de Muñoz. Por eso es tan importante estudiarlo de cerca. Todas las condiciones parecen indicar que se trata de una intervención que debe celebrarse. Debemos fomentar una sociedad donde la solidaridad sea tal que no seamos complacientes con el crimen, donde el silencio y voltear la mirada no sean la norma. Por supuesto, no podemos permitir las extralimitaciones, pero sí fortalecer el sentido de comunidad donde un ataque contra un ciudadano se vea como un ataque contra todos.
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