Publicidad

El peligro de los médicos mediocres

Los líos con las cirugías estéticas mal hechas no son nuevos y han cobrado muchas víctimas. De nuevo, el país se enfrenta a la pasividad del Congreso ante problemas que no son prioritarios para sus intereses políticos.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
El Espectador
19 de mayo de 2016 - 09:52 p. m.
Lorena Beltrán, víctima de una cirugía mal practicada por el médico Francisco Sales Puccini, impulsa un movimiento en redes sociales bajo la consigna “Cirugía segura YA” y esta semana estuvo en la Comisión Séptima del Senado explicando por qué es fundamental endurecer los requisitos para quienes realizan estos procedimientos en el país. / Archivo El Espectador - Twitter @LoreBeltran
Lorena Beltrán, víctima de una cirugía mal practicada por el médico Francisco Sales Puccini, impulsa un movimiento en redes sociales bajo la consigna “Cirugía segura YA” y esta semana estuvo en la Comisión Séptima del Senado explicando por qué es fundamental endurecer los requisitos para quienes realizan estos procedimientos en el país. / Archivo El Espectador - Twitter @LoreBeltran
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

La relación entre el médico y su paciente, por la naturaleza que motiva su existencia, debe estar construida sobre una confianza inquebrantable. Por donde se le mire, el profesional de la salud está en una posición de superioridad por sus conocimientos y la vulnerabilidad de la persona que lo necesita, lo cual al mismo tiempo implica una gran responsabilidad de prestar el mejor servicio posible y, sobre todo, de ser sincero. Por eso, las denuncias recientes —y otras que llevamos años conociendo— sobre los cirujanos plásticos que hacen estudios mediocres en el exterior y vienen a ejercer en Colombia, dejando abundantes víctimas de mala praxis en el proceso, son frustrantes. Los ministerios y el Congreso están en mora de tomar medidas contundentes.

El caso más reciente que desató el interés de la opinión pública fue el de Lorena Beltrán, dado a conocer el pasado domingo en Noticias Uno. Beltrán llegó al consultorio del médico cirujano Francisco Sales Puccini, quien, de acuerdo con su currículo, tiene ocho títulos que avalan su conocimiento en cirugía plástica estética, de los cuales cinco fueron realizados en universidades de Brasil, Argentina, México y Londres. El resultado de los procedimientos fue desastroso. En palabras de Beltrán: “Mis pezones empezaron a tornarse de un color negro y al tocarme la piel se empezaba a caer del seno”. Y ella no es la única víctima de Sales Puccini.

Denuncias como esta no son nuevas. La Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica reportó irregularidades en la documentación presentada por 44 médicos colombianos que se han graduado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Perú, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Veiga de Almeida de Brasil y la Universidad Nacional de La Plata, en Argentina. En respuesta, la semana pasada la viceministra de Educación Superior, Natalia Ariza, anunció que el Ministerio suspenderá las convalidaciones que actualmente están en trámite de títulos de posgrado en esas cuatro universidades. Y dijo que “en cuanto a los títulos que ya fueron convalidados de estas cuatro universidades también haremos las verificaciones”. Es lo mínimo que debía hacer.

No sobra preguntar, no obstante, por qué la tardanza en tomar esa decisión. Los líos con las cirugías estéticas mal hechas no son nuevos y han cobrado muchas víctimas. De nuevo, el país se enfrenta a la pasividad del Congreso de la República ante problemas que no son prioritarios para sus intereses políticos. Desde que en el 2009 la modelo Jessica Cediel fue víctima de una intervención fraudulenta se viene promoviendo un proyecto de ley para regular la práctica de los procedimientos estéticos con más exigencias que garanticen la idoneidad de los médicos que presten el servicio, pero, como es habitual, se ha estancado en el Legislativo.

Ahora Beltrán está impulsando un movimiento en redes sociales bajo la consigna “Cirugía segura YA”, y esta semana estuvo en la Comisión Séptima del Senado explicando por qué es fundamental endurecer los requisitos para quienes realizan estos procedimientos en el país. De esta manera, los pacientes tendrían más herramientas para conocer muy bien quién los va a intervenir y no caer, como ella y como muchas otras, en manos inescrupulosas escondidas tras diplomas rimbombantes.

Los parlamentarios deben entender que la falta de vigilancia seguirá cobrando víctimas, y que no hacer nada es ser cómplice de esa situación. Este es también un problema de salud pública que no debe olvidarse. Las personas que deseen realizarse procedimientos estéticos tienen el derecho, al igual que los pacientes de todos los otros tipos de intervenciones, de contar con las mejores condiciones de calidad y salubridad. En efecto, Colombia necesita cirugías seguras. Ya.

 

 

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Por El Espectador

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.