Publicidad

El peligro de quienes creen que Trump ganó

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
16 de diciembre de 2020 - 03:00 a. m.
Que las instituciones en EE. UU. hayan evitado el desastre no borra que existieran tantas personas dispuestas a seguirle el juego al presidente. / Fotos: AFP
Que las instituciones en EE. UU. hayan evitado el desastre no borra que existieran tantas personas dispuestas a seguirle el juego al presidente. / Fotos: AFP
Foto: Agencia AFP
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Joe Biden ganó la Presidencia de Estados Unidos. El colegio electoral de ese país cumplió con lo prometido en las urnas y lo declaró presidente electo esta semana. Con él, Kamala Harris se convertirá en la primera vicepresidenta en la historia de esa democracia. Sin embargo, el actual presidente, Donald Trump, sigue insistiendo en que le robaron las elecciones, que esto no ha terminado, que seguirá “luchando” para evitar que “el mundo se suicide”, como escribió en su cuenta de Twitter. Lo curioso es que su pataleta tiene eco en millones y millones de personas, quienes se han convencido del supuesto fraude. Lo peor de este intento fallido de golpe de Estado es la cantidad de cómplices que estaban dispuestos a seguir al magnate hacia la destrucción de las instituciones norteamericanas.

Esta semana, por fin, el republicano de más alto rango en el Congreso, Mitch McConnell, reconoció la victoria de Biden. Extendió su mano para trabajar con el nuevo gobierno. Pero no hay nada para celebrar: ¿por qué tardó tanto en hacerlo, si las elecciones fueron claras y el triunfo de Biden y Harris no tenía dudas? Su silencio, acompañado por los miembros del Partido Republicano, permitió que todas estas semanas Trump jugara con fuego. Un fascista con sueños de declararse dictador no es nadie sin la complicidad, por acción y omisión, de quienes lo rodean. Eso es precisamente lo que vimos de los políticos que ahora cambian de tono y quieren pasar la página. Pero el daño ya está hecho.

No hubo pruebas de fraude. Los mismos abogados de Trump lo reconocieron en las cortes, donde el presidente fue derrotado más de 50 veces. La Corte Suprema de Justicia, de mayoría conservadora y con tres miembros nombrados por el magnate, dijo que una demanda presentada por varios fiscales de estados republicanos para revertir el resultado electoral no tenía ningún mérito. Que las instituciones hayan evitado el desastre no borra, insistimos, que existan tantas personas que estuvieron dispuestas a seguirle el juego a Trump.

Reflexionando sobre autoritarismo, Hannah Arendt escribió que los políticos mienten de manera descarada para ejercer poder sobre la misma “verdad”. Eso ha ocurrido en Estados Unidos. A pura fuerza de voluntad e insistencia, Trump convenció a millones de personas de que Biden y Harris se estaban robando las elecciones. Incluso cuando salga de la Casa Blanca, el nuevo presidente empezará su mandato con un déficit de legitimidad y la misma democracia ha salido debilitada.

Dentro de todos los problemas que esto produce es que la violencia y la polarización empeoran. La ultraderecha está envalentonada, las redes sociales están plagadas de personas indignadas y las tensiones siguen en aumento. Las consecuencias han sido y serán nefastas, especialmente para quienes defienden sociedades que conviven en paz a pesar de sus diferencias. El “otro” es el enemigo, el ladrón, y con esa deshumanización vienen las tragedias que ya conocemos en la historia universal.

El peligro de Trump nunca fue él, como individuo, sino sus ideas, que van a sobrevivir a su presidencia. Todos los que guardaron silencio o lo fomentaron llevan la culpa. ¿Quién responde por el daño que deja?

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.

Nota del director. Necesitamos lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Por favor, considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.

Conoce más

 

Judith(76151)17 de diciembre de 2020 - 03:34 p. m.
No estoy de acuerdo. Quienes lo siguen son víctimas del desprecio de la sociedad norte americana. Desean, lo que él representa.
Carlos(31921)17 de diciembre de 2020 - 01:13 p. m.
Excelente análisis, la ultraderecha americana esta volviendo a estados unidos como Venezuela o Colombia, paises donde la verdad depende del regimen de turno
Juan(72920)17 de diciembre de 2020 - 05:42 a. m.
"Si mi amigo Putin se ha eternizado en el cargo, porqué no puedo yo también hacerlo? Si Maduro, los Castro, Ortega, el de Siria, el de Korea del Norte, todos ellos se han adueñado del poder, cual es la razón por la cual yo no puedo hacerlo? En el 2016 la trampa me funcionó, pero este año no me alcanzó".
LUIS(24294)17 de diciembre de 2020 - 03:23 a. m.
De acuerdo con el editorial. A pesar del daño hecho por Trump a Estados Unidos y a la democracia es hora de sobreponerse a este maquiavélico personaje de farándula. Estilo antidemocrático y fascista que en Colombia conocidos seudo caudillos criollos de extrema derecha querían imitar, reelección que afortunadamente no se materializó beneficiando de paso a Colombia.
Alberto(3788)16 de diciembre de 2020 - 10:11 p. m.
Excelente, muy acertado. Totalmente de acuerdo.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.