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El sorpresivo triunfo del MAS en Bolivia

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21 de octubre de 2020 - 03:00 a. m.
Los electores le dieron su aval a Luis Arce como el gestor de las reformas que llevaron al despegue económico de Bolivia. / Foto: EFE
Los electores le dieron su aval a Luis Arce como el gestor de las reformas que llevaron al despegue económico de Bolivia. / Foto: EFE
Foto: EFE - Martin Alipaz
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La holgada victoria del opositor Luis Arce en las elecciones presidenciales puede abrir un nuevo capítulo de la política boliviana. Arce, candidato del partido de Evo Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS), derrotó no solo a sus dos contradictores, Carlos Mesa (30 %) y Luis Fernando Camacho (14 %), sino a la mayoría de las encuestadoras que daban por segura una segunda vuelta electoral, en la cual este sería derrotado. Los comicios se llevaron a cabo de manera pacífica y tanto la presidenta de la transición, Jeanine Áñez, como Mesa reconocieron al ganador. Su compañero de fórmula, como vicepresidente, será el excanciller indígena David Choquehuanca.

Ni el propio MAS esperaba un resultado tan favorable que, de confirmarse las cifras iniciales, le daría a Luis Arce cerca del 53 % de los votos. Su mensaje, como presidente electo, fue de gran mesura al llamar a conformar “un gobierno de unidad nacional, vamos a construir la unidad de este país (… y a) reconducir el ‘proceso de cambio’ aprendiendo y superando errores”. Es lo correcto. Su país vive una excesiva polarización, profundizada por la compleja realidad de la economía y los efectos que ha dejado la pandemia del COVID-19. El gran acierto del MAS fue colocar como candidato a quien fuera el ministro de Economía y Finanzas la mayor parte de la presidencia de Evo, administrando el boom económico que se presentó. Los electores le dan ahora su aval como el gestor de las reformas que llevaron al despegue económico de Bolivia, la reducción de la inflación, la estabilidad cambiaria, la promoción de la nacionalización de los hidrocarburos y la notable disminución de la pobreza.

Los perdedores, por su parte, demostraron una vez más que los intereses personales no permitieron estructurar un frente común contra el MAS. La mayor responsabilidad recae en Luis Fernando Camacho, un ultraconservador de Santa Cruz, que apostó a continuar en la campaña sobre la base de una casi segura segunda vuelta, como lo señalaban las encuestas. La actual mandataria tiene también responsabilidad en la derrota. Desde que asumió el poder, luego de la renuncia de Evo Morales el año anterior, en medio de las acusaciones de fraude en las elecciones presidenciales y lo que sus seguidores calificaron como un golpe de Estado, Áñez acudió al revanchismo, las persecución política y judicial contra la dirigencia del MAS, así como una innecesaria actitud confrontacional que terminó unificando el voto de los pueblos indígenas y una parte de la clase media a favor de Arce.

El gran sacrificado fue Carlos Mesa, quien se había ubicado en una posición de centro, mesurada, tratando de atraer el voto de quienes estaban cansados con la polarización. Sin embargo, hechos como los mencionados terminaron por impedir que su aspiración se cristalizara. Según sus cálculos, con un MAS mermado y contando con el apoyo de Camacho para la segunda vuelta, la mayoría de las encuestas indicaban que tenía todo listo para ganar a su oponente por un margen no muy grande, pero el necesario para que fuera reconocido como triunfador. No fue así. Queda como principal opcionado para la siguiente elección.

Luis Arce tendrá que echar mano de sus conocimientos en economía para mejorar la compleja situación que viven la mayoría de los bolivianos, que se había iniciado con el gobierno de transición y se le sumó el efecto de la pandemia. De otro lado está el grado de independencia o sumisión que mantendrá con respecto a Evo Morales, pues el exmandatario es uno de los polos de la excesiva polarización política y social.

En medio de esta situación, hay que resaltar que las instituciones bolivianas han obrado, en medio de la tensión, con transparencia. El Tribunal Supremo Electoral (TSE), que había sido cuestionado por su parcialidad durante la época de Evo, demostró ser el fiel de la balanza luego de la reforma aplicada. Además, contrario a lo que se preveía, no se presentaron actos de violencia que lamentar.

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Gonzalo(03064)23 de octubre de 2020 - 12:08 a. m.
Qué artículo tan parcializado. Sorpresivo triunfo? tal vez para la OEA y para los demás golpistas. Dizque Evo es el principal polarizador? Evo fue la víctima del golpe y según este editorial es el malo del paseo, que estupidez. Gracias a Evo fue que ganó el MAS. Siga soñando con que Mesa será el próximo presidente y no lo encubra como moderado, es uno de los golpistas.
Alvaro(14090)22 de octubre de 2020 - 03:41 a. m.
Es logico que ganaran, son mayoria y lo que sucedio con Evo Morales fue un golpe de Estado amangualado con la OEA. Bolivia es el unico pais de Latinoamerica que ha crecido realmente y sus indices de desarrollo son avalados por organismos internacionales, el problema es que la clase alta y blanca no resiste que los indigenas sean una nueva clase social influyente, educada y profesional.
John(30701)22 de octubre de 2020 - 02:12 a. m.
No me parece, sorpresiva, pues de hecho ya las habían ganado, pero les dieron un golpe de estado, con el beneplácito de la OEA
Alberto(3788)21 de octubre de 2020 - 08:47 p. m.
No me parece que haya sido sorpresivo el contundente triunfo, el pueblo boliviano no olvida que la mejor época de su historia en economía, política y equidad se vivió durante los gobiernos de Evo Morales. Lo que sucedió con Añez fue un vulgar golpe orquestado por EEUU y sus lacayos Duque, Bolsonaro, y la derecha extrema del continente bajo la batuta del traidor converso Almagro.
Hector(31467)21 de octubre de 2020 - 07:31 p. m.
Quien lo creyera: los "indios " bolivianos son mas maduros políticamente que los picados colombianos; especialmente mas que aquellos diez millones de incautos, ingenuos o miedosos que se comieron el cuento del culebrero Matarife y treparon al cerdo y a su cohorte de ineptos y atorrantes. Viva Evo, viva Bolivia!.
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