Guiños presidenciales

Con esta frase, pronunciada durante un consejo comunal realizado en San Gil, Santander, el presidente Uribe insistió en la necesidad de darle continuidad a la política de seguridad democrática. El hecho no pasaría de ser una defensa del proyecto bandera de la presente administración, una más, de no ser porque estamos en vísperas de una elección presidencial en la que participan candidatos afines a esa misma política. Y porque la expresión “caballo discapacitado”, entre los más malpensados, ha sido interpretada como una referencia a Antanas Mockus, líder de los verdes que confesó hace dos semanas que padece de párkinson.

Más allá de la presunta referencia a una enfermedad del candidato del Partido Verde, la que ya se ha dicho que se encuentra en su estado inicial y no afecta las capacidades mentales del ex alcalde, incomoda que el presidente Uribe insista impunemente en participar abiertamente en política. Una actitud que tiene prohibida y sobre la que ya le han llamado la atención las autoridades competentes en oportunidades anteriores.

El primer episodio en una larga lista de intromisiones se dio durante otro consejo comunal, en octubre del año pasado, cuando el Primer Mandatario le concedió cerca de 15 minutos a su ex ministro, Andrés Felipe Arias, para que defendiera el polémico programa de Agro Ingreso Seguro. El propio procurador, Alejandro Ordóñez, se vio compelido a enviarle una carta en la que básicamente tildaba de inapropiada la intervención del ex ministro. En ese momento se dijo que Agro Ingreso Seguro era un tema que formaba parte de la contienda electoral y el ex ministro fungía de candidato presidencial por el Partido Conservador.

En otra entrevista, con Fernando Londoño, el turno fue para el también candidato a la Presidencia Juan Manuel Santos, a quien el presidente Uribe defendió de las acusaciones de responsabilidad política que se le hacían por las ‘chuzadas’ del DAS. Con el retórico argumento de que como presidente no podía hablar de los candidatos, pero sí de sus ministros, salió a la defensa del candidato presidencial del partido de la U. Pese a que la situación no era muy diferente de lo ocurrido con el ex ministro Arias, el Procurador optó por guardar silencio.

No lo hizo, por el contrario, antes de las elecciones legislativas. El Procurador envió una carta en la que podía leerse con claridad que se conminaba al Presidente a que se abstuviera de “seguir realizando actos, tales como insinuaciones, críticas, intervenciones públicas o apariciones en propagandas”. A finales del mismo mes, la Procuraduría nuevamente se pronunció sobre el tema, pero en esta ocasión para solicitar una investigación de la Comisión de Acusaciones de la Cámara. Al parecer, el uso de la voz e imagen del Primer Mandatario en algunas campañas políticas prendió las alertas del Ministerio Público. Aunque claro, algo tarde y mediante un órgano sobre el que recaen numerosas dudas dado su carácter eminentemente político y afín al Gobierno.

Más recientemente la arremetida presidencial, que no acata amonestaciones de organismo de control alguno, se dirigió abiertamente contra Antanas Mockus en una emisora de Pereira en la que le preguntaron si creía que el candidato de los verdes continuaría con la política de seguridad democrática. La respuesta, en clara violación de las normas en materia electoral, dio a entender que Mockus fue blando con la guerrilla en momentos en que gobernaba en la capital y él se posicionaba como presidente por primera vez. “Tengo el recuerdo de aquel 7 de agosto de 2002, cuando en Bogotá casi asesinan al Gobierno que se posicionaba”, dijo, y agregó: “Algunos en el país dejaron crecer la guerrilla y el paramilitarismo y no los combatieron, hoy se presentan como los honestos, los enemigos de la politiquería, para aspirar a la Presidencia”.

En síntesis, quien por mucho tiempo fungió de candidato-presidente, hoy es Presidente apoyando candidatos.

Con esta frase, pronunciada durante un consejo comunal realizado en San Gil, Santander, el presidente Uribe insistió en la necesidad de darle continuidad a la política de seguridad democrática. El hecho no pasaría de ser una defensa del proyecto bandera de la presente administración, una más, de no ser porque estamos en vísperas de una elección presidencial en la que participan candidatos afines a esa misma política. Y porque la expresión “caballo discapacitado”, entre los más malpensados, ha sido interpretada como una referencia a Antanas Mockus, líder de los verdes que confesó hace dos semanas que padece de párkinson.

Más allá de la presunta referencia a una enfermedad del candidato del Partido Verde, la que ya se ha dicho que se encuentra en su estado inicial y no afecta las capacidades mentales del ex alcalde, incomoda que el presidente Uribe insista impunemente en participar abiertamente en política. Una actitud que tiene prohibida y sobre la que ya le han llamado la atención las autoridades competentes en oportunidades anteriores.

El primer episodio en una larga lista de intromisiones se dio durante otro consejo comunal, en octubre del año pasado, cuando el Primer Mandatario le concedió cerca de 15 minutos a su ex ministro, Andrés Felipe Arias, para que defendiera el polémico programa de Agro Ingreso Seguro. El propio procurador, Alejandro Ordóñez, se vio compelido a enviarle una carta en la que básicamente tildaba de inapropiada la intervención del ex ministro. En ese momento se dijo que Agro Ingreso Seguro era un tema que formaba parte de la contienda electoral y el ex ministro fungía de candidato presidencial por el Partido Conservador.

En otra entrevista, con Fernando Londoño, el turno fue para el también candidato a la Presidencia Juan Manuel Santos, a quien el presidente Uribe defendió de las acusaciones de responsabilidad política que se le hacían por las ‘chuzadas’ del DAS. Con el retórico argumento de que como presidente no podía hablar de los candidatos, pero sí de sus ministros, salió a la defensa del candidato presidencial del partido de la U. Pese a que la situación no era muy diferente de lo ocurrido con el ex ministro Arias, el Procurador optó por guardar silencio.

No lo hizo, por el contrario, antes de las elecciones legislativas. El Procurador envió una carta en la que podía leerse con claridad que se conminaba al Presidente a que se abstuviera de “seguir realizando actos, tales como insinuaciones, críticas, intervenciones públicas o apariciones en propagandas”. A finales del mismo mes, la Procuraduría nuevamente se pronunció sobre el tema, pero en esta ocasión para solicitar una investigación de la Comisión de Acusaciones de la Cámara. Al parecer, el uso de la voz e imagen del Primer Mandatario en algunas campañas políticas prendió las alertas del Ministerio Público. Aunque claro, algo tarde y mediante un órgano sobre el que recaen numerosas dudas dado su carácter eminentemente político y afín al Gobierno.

Más recientemente la arremetida presidencial, que no acata amonestaciones de organismo de control alguno, se dirigió abiertamente contra Antanas Mockus en una emisora de Pereira en la que le preguntaron si creía que el candidato de los verdes continuaría con la política de seguridad democrática. La respuesta, en clara violación de las normas en materia electoral, dio a entender que Mockus fue blando con la guerrilla en momentos en que gobernaba en la capital y él se posicionaba como presidente por primera vez. “Tengo el recuerdo de aquel 7 de agosto de 2002, cuando en Bogotá casi asesinan al Gobierno que se posicionaba”, dijo, y agregó: “Algunos en el país dejaron crecer la guerrilla y el paramilitarismo y no los combatieron, hoy se presentan como los honestos, los enemigos de la politiquería, para aspirar a la Presidencia”.

En síntesis, quien por mucho tiempo fungió de candidato-presidente, hoy es Presidente apoyando candidatos.