Italia se inclina hacia la extrema derecha

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27 de septiembre de 2022 - 05:30 a. m.
Giorgia Meloni maniobró en los últimos cuatro años con mucha inteligencia para ser una opción real de poder.
Giorgia Meloni maniobró en los últimos cuatro años con mucha inteligencia para ser una opción real de poder.
Foto: EFE - ETTORE FERRARI
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El resultado electoral en Italia, con el triunfo de una coalición de centro-derecha, ha generado un fuerte remezón en Europa y en el mundo. Que Giorgia Meloni, admiradora de Benito Mussolini y líder de un partido posfascista, haya ganado las elecciones en coalición con partidos de derecha muestra cómo en el Viejo Continente gobiernos de extrema derecha y talante populista están llegando al poder. La señora Meloni, casi con seguridad la nueva primera ministra, ha promovido el acercamiento a Rusia en su guerra con Ucrania, es crítica frontal de la Unión Europea y promueve la restricción de derechos individuales garantistas. Vienen tiempos inciertos para Italia.

Giorgia Meloni maniobró en los últimos cuatro años con mucha inteligencia para ser una opción real de poder. De un poco más del 4 % de los votos en 2018, pasa a obtener ahora el 26 %. De su discurso radical y populista, que fue atrayendo electores cansados de que nada cambiara en el país, pasó a construir una coalición que le permitiera alcanzar la mayoría de representantes en el Senado y la Cámara de Diputados, moderando su discurso en las últimas semanas para contar con el voto de centroderecha. Sus principales aliados de ocasión han sido Silvio Berlusconi, de Forza Italia, y Matteo Salvini, de la Liga, que le permitieron llegar a un 44 % y ser la principal opción para formar gobierno. De concretarse, pasaría a ser la primera mujer jefa de gobierno en Italia, al frente de un movimiento neofascista.

El escenario político italiano sufre así un profundo cambio. La apuesta de la señora Meloni es consolidar la hegemonía de su movimiento. Berlusconi se encuentra enfermo y es probable que con el tiempo ella logre capitalizar esos votos para su proyecto. Mientras tanto, la centroizquierda no termina de asimilar este descalabro, en el que tienen sus dirigentes una gran responsabilidad al no ser capaces de conformar una coalición que hubiera podido ser alternativa de poder. El Movimiento 5 Estrellas alcanzó el 15,41 %, bastante por debajo del 32 % de su resultado cinco años atrás, y el Partido Democrático de Enrico Letta obtuvo un 19,06 %, dejando sin opción a la socialdemocracia italiana.

La pregunta es: ¿por qué inquieta tanto que Giorgia Meloni sea la primera ministra? Por varios aspectos. Italia es no solo la tercera economía de la Unión Europea, sino que es uno sus socios fundadores y ha mantenido hasta el momento una firme posición de apoyo a las decisiones que se toman en Bruselas, en especial las referentes al apoyo incondicional a Ucrania tras la guerra de agresión iniciada por Vladimir Putin. Luego del retiro de Reino Unido de la Unión Europea tras el brexit, las críticas de Meloni a la institucionalidad comunitaria generan gran temor. Italia debe cumplir con una serie de reformas importantes, que fueron interrumpidas con la caída del último Gobierno, para poder acceder a los muy importantes recursos que Bruselas le concedió al país como parte de su proceso de recuperación poscovid. De la forma acertada con que se manejen las cosas con la Unión Europea dependerá la recuperación económica del país. ¿Llegará dentro de su “nacionalpopulismo antieuropeísta” a tomar medidas extremas como forzar la salida de la comunidad europea?

De otro lado, dentro de su ideario está la defensa a ultranza de la familia tradicional, lo que implica la exclusión de matrimonios y adopciones por parejas del mismo sexo, asimismo ha anunciado fuertes recortes a los proyectos de ayuda social, mano dura contra la inmigración y es antiderechos en materia de aborto. También ha promovido una gran reforma constitucional para que el país abandone su actual modelo político y se instaure un sistema presidencialista. Lo anterior, en la medida en que el complejo sistema que regula las elecciones llevó a un alto nivel de abstencionismo, que deja ver el cansancio de los electores y la gran desconfianza que hay hacia la política.

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