La Casa Blanca se cae a pedazos

El Espectador
26 de diciembre de 2018 - 05:00 a. m.
¿Hasta cuándo el Partido Republicano seguirá disimulando que hay un incendio en la Casa Blanca, una amenaza, no solo contra la democracia estadounidense, sino contra todo el orden mundial? / Foto: AFP
¿Hasta cuándo el Partido Republicano seguirá disimulando que hay un incendio en la Casa Blanca, una amenaza, no solo contra la democracia estadounidense, sino contra todo el orden mundial? / Foto: AFP
Foto: AFP - SAUL LOEB

No habla muy bien de la administración del presidente Donald Trump, en Estados Unidos, el hecho de que su exsecretario de Defensa Jim Mattis sea nombrado ampliamente en la prensa como “el último adulto en la habitación”. Aunque, siendo francos, no hay mucho que hable bien de esa presidencia accidentada, con rasgos autoritarios y que está experimentando cada vez más problemas de gobernabilidad. Solo los fanáticos trumpistas, los republicanos oportunistas y políticos de derecha en todo el mundo, incluyendo en Colombia, no quieren aceptar que la Casa Blanca se está cayendo a pedazos, con consecuencias nefastas para el orden democrático global.

La semana pasada, Trump anunció la retirada de Estados Unidos en Siria. Se trata no solamente de una medida que contraría toda la estrategia que las potencias occidentales habían adoptado frente a ese complejo conflicto, sino que le da vía libre a Rusia, Irán y el régimen de Bashar al Asad de seguir con los atropellos a los derechos humanos en ese país. Hay cerca de cinco millones de refugiados sirios en el mundo por culpa del conflicto interno.

Esa decisión llevó a otra: la renuncia de Mattis al Departamento de Defensa. El general era visto por los aliados internacionales de Estados Unidos, así como por los republicanos y demócratas, como uno de los pocos contrapesos dentro del Gobierno al autoritarismo caprichoso de Trump. Su presencia en el Pentágono garantizaba que, por lo menos, la renuncia de EE. UU. al liderazgo mundial no sería absoluta.

Ese rol, no obstante, fue imposible de llevar a cabo. En su carta de renuncia, Mattis está prendiendo una alarma que debería ser oída por los miembros del Partido Republicano. “Ya que usted tiene derecho a tener un secretario de Defensa con puntos de vista mejor alineados, creo que lo correcto es que me retire”, escribió Mattis en su carta a Trump.

Los puntos de desacuerdo a los que se refiere la misiva se reducen, básicamente, a la supervivencia de la democracia a nivel global. Escribe Mattis: “Está claro que China y Rusia, por ejemplo, quieren conformar un mundo coherente con su modelo autoritario, que gana autoridad de veto sobre las decisiones económicas, diplomáticas y de seguridad de otras naciones, para promover sus propios intereses a expensas de sus vecinos, Estados Unidos y nuestros aliados”. Entre líneas se entiende que Trump no ve con malos ojos esa situación y que no está dispuesto a tomar las medidas necesarias para evitarla.

Aunque en un principio el presidente estadounidense había escrito un tuit homenajeando a Mattis, después cambió de parecer y aceleró su salida. Patrick Shanahan, subsecretario en el Pentágono, será el secretario de Defensa a partir del 1º de enero.

La verdadera pregunta es qué les espera al mundo y a Estados Unidos en los largos dos años de gobierno que le restan a Trump. Antes de la renuncia de Mattis, el presidente ya estaba enfrentando la inminente salida de John Kelly, jefe de su gabinete. Kelly, por cierto, también era mencionado como uno de los pocos “adultos en la habitación”.

¿Qué ocurrirá cuando no queden adultos en la habitación? ¿Hasta cuándo el Partido Republicano seguirá disimulando que hay un incendio en la Casa Blanca, una amenaza, no solo contra la democracia estadounidense, sino contra todo el orden mundial? ¿Qué hará Trump, además, a medida que se sienta más solo y más desesperado, como varios reportes de prensa cuentan que se siente? ¿Más populismo, racismo y odios disfrazados de “sentido común”? No es gratuito que la gran pelea política en este momento en EE. UU. sea sobre cómo conseguir financiación para el inútil muro que él desea construir en la frontera con México.

El año entrante promete ser aún más difícil para la estabilidad mundial.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Por El Espectador

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