La historia condenará a Ortega y Murillo

La grave situación que vive el pueblo nicaragüense, con más de 300 muertos en los últimos meses, parece no tener fin. El régimen de Daniel Ortega actúa como una dictadura que reprime de manera indiscriminada para mantenerse en el poder. A pesar de los llamados para que cese la represión, Ortega, como su mentor Nicolás Maduro, se aferra al uso de la policía y grupos paramilitares. Debería renunciar y permitir elecciones inmediatas para frenar el baño de sangre.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
El Espectador
16 de julio de 2018 - 02:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

El presidente de Nicaragua dejó pasar la oportunidad para una solución negociada a la crisis a través del diálogo. Su talante autoritario hizo fracasar las conversaciones con la sociedad civil, la Iglesia y los empresarios. De allí que ante la imposibilidad de llegar a consensos entre las partes terminó potenciándose el uso de la fuerza por parte del Gobierno. Todo parecería indicar que el verdadero poder detrás del poder, la vicepresidenta y primera dama Rosario Murillo, es quien ha asumido la posición más radical frente a las protestas opositoras que se han tomado las calles de las principales ciudades del país.

Mientras tanto, al muy alto número de muertos se suman ya miles de heridos, una cifra no determinada de detenidos, el cierre o el hostigamiento a los medios de comunicación adversos y la violación sistemática de los derechos humanos, en especial de jóvenes que han sido los abanderados de las protestas. La comunidad internacional debería asumir una posición más fuerte frente a Managua. Los informes, y recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, presente en el terreno, así como de la ONU, los reiterados llamados del secretario general de la OEA y la presencia de un grupo de expertos independientes marcan la hoja de ruta hacia el restablecimiento de la cordura. Desde la Presidencia se hacen oídos sordos a estas peticiones.

El modelo venezolano parece ser el camino a seguir. Sin importar el costo interno o externo lo único que existe para Ortega y Maduro es la continuidad en el poder a como de lugar. El control absoluto de las Fuerzas Armadas y de policía, así como la sumisión de los demás poderes del Estado, se constituyen en su principal elemento de permanencia. Sin embargo, y a diferencia de lo sucedido en Venezuela el año anterior donde con cerca de 150 muertos el régimen dictatorial logró desactivar a la oposición, en el país centroamericano no parecen mermar las protestas. Este fin de semana fuerzas gubernamentales atacaron a sangre y fuego a los estudiantes atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y otros que estaban en una iglesia.

Sergio Ramírez, laureado escritor, exvicepresidente sandinista de los 80 y agudo crítico del régimen, ha traído a colación cómo los estudiantes han sido los principales motores del cambio político en el país. No sólo durante la revolución sandinista, sino a finales de los 50. Recuerda una refriega en 1959 en la que él participó y en la que hubo “cuatro muertos y más de 70 heridos (…) Hoy, tras más de dos meses de siega, la cuenta se acerca a 300 asesinados, cazados por francotiradores, ejecutados con un tiro en la nunca, tiroteados por paramilitares desde vehículos en marcha, quemados vivos dentro de sus hogares, aún niños de pecho. La inmensa mayoría son jóvenes, y hay al menos 25 menores de 17 años. Como nosotros entonces. Ayer es hoy, multiplicado”.

Mientras tanto el canciller de Nicaragua, Denis Moncada, repitió en la OEA en días pasados argumentos que parecen calcados de lo dicho 40 años atrás, en el mismo recinto, por el entonces canciller de Somoza. Todo lo que sucede es culpa de “grupos interesados en la desestabilización y ruptura del orden constitucional del país, ajenos a la reivindicación social, que dieron lugar a partir de ese día (19 de abril) a una asonada, que devino en estragos, incendios, saqueos y motín”. En este caso, como en el de Somoza, la historia también los condenará.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com

Por El Espectador

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.