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De acuerdo con la ley, firmada por la gobernadora Jan Brewer y que entrará en vigencia en unos tres meses, la policía estatal y local podrá comprobar si un extranjero es ilegal atendiendo a “sospechas razonables” y podrá ser arrestado. Una concurrida marcha se llevó a cabo en Phoenix para protestar contra el hecho de que vayan a ser las características raciales el elemento definitorio para comprobar la condición migratoria de una persona, lo que no sucede en ningún otro lugar.
El tema ha pasado a convertirse en un asunto de interés gubernamental, no tanto para el ciudadano promedio de dicho país —el cual no le confiere mayor relevancia al mismo—, sino para la administración Obama, que está en mora de cumplir su promesa de campaña de regularizar la situación de cerca de diez millones de inmigrantes indocumentados adquiriendo la ciudadanía. La comunidad latina, la minoría de mayor crecimiento en el país, fue un importante factor electoral en las pasadas elecciones presidenciales y lo será de nuevo en noviembre para los demócratas, dentro de las venideras elecciones parlamentarias.
De ahí que las diferentes organizaciones hispanas, y sus representantes en el Capitolio, hayan expresado su malestar al exigir que los esfuerzos empeñados en sacar adelante la reforma a la salud y, ahora, la reforma financiera, se apliquen con acelerador a fondo a la nueva ley de inmigración. Lo anterior debe lograrse antes de los comicios para evitar que cunda en otros estados el peligroso ejemplo de Arizona.
Obama debió salirle al paso a este tema y consideró la ley estatal como un “esfuerzo equivocado”. Por su parte, el representante por Illinois, Luis Gutiérrez, fue claro al decir que lo sucedido es “una seria catástrofe para los derechos civiles en Arizona”. Dentro del debate creado resuenan palabras como “intolerancia” y “odio racial”. Dado que en este caso la mayoría de los afectados serán mexicanos, la canciller Patricia Espinosa dijo que la misma “afecta la relación entre Arizona y México”, y manifestó que la “criminalización no es el camino para resolver el fenómeno de la migración indocumentada”.
Estados Unidos es un país de inmigrantes, en el cual encontraron una nueva vida millones de personas provenientes de diversas regiones del planeta, lo que le hace preciarse de una cultura diversa. Ese ha sido el modelo del sueño americano. Los inmigrantes latinos, dentro de los cuales lo mexicanos son cerca de las dos terceras partes, han hecho una gran contribución al país del norte. Muchos de ellos son explotados con bajos salarios en plantaciones y fábricas. ¿Que hay inmigrantes vinculados al narcotráfico? No hay duda. Pero no se puede estigmatizar a toda una comunidad por dichos casos.
La palabra la tiene ahora el presidente Obama, quien ha dado muestras fehacientes de seriedad, cumplimiento de sus compromisos y tolerancia respecto con las minorías. Es hora de abocarse de lleno a solucionar este tema, de una vez por todas, que no se resuelve con repudiables muros fronterizos ni con leyes estatales discriminatorias, sino con una legislación nacional que les dé el lugar que les corresponde en un país, y una sociedad, que se ha hecho grande gracias al impulso de todos sus inmigrantes.