La legislatura que hoy comienza, ¿algo cambiará?

El Espectador
20 de julio de 2019 - 05:00 a. m.
Sería muy lamentable que el Estado siga estancado en dinámicas infructuosas. / Foto: Gustavo Torrijos - El Espectador
Sería muy lamentable que el Estado siga estancado en dinámicas infructuosas. / Foto: Gustavo Torrijos - El Espectador

Comienza en el Congreso la segunda legislatura del cuatrienio 2018-2022 y tanto los parlamentarios como el Gobierno tienen un reto gigantesco: ¿podrán dejar de invertir tiempo en discusiones inocuas que han truncado la agenda legislativa que necesita el país? No hay buenas señales en el ambiente que indiquen que este nuevo año se diferencie del anterior.

Por donde se mire, la primera legislatura fue un ejercicio de frustración para el país. El Gobierno se enfrascó en debates ruidosos sobre la paz que no hicieron más que desgastar el tiempo de los parlamentarios. El resultado fue que la ambiciosa agenda reformista anunciada por el presidente Iván Duque está hoy lejos de materializarse. Además, los parlamentarios emplearon tácticas lamentables para hundir importantes proyectos, como las medidas anticorrupción que se prometieron con rimbombancia después de la consulta popular y terminaron en nada. Eso no puede ocurrir en este segundo año.

Ya se avizoran, sin embargo, los posibles distractores que amenazan con secuestrar, de nuevo, la atención de los parlamentarios. La insistencia en discutir la cadena perpetua para violadores y asesinos de niños, impulsar la prohibición del consumo de ciertas sustancias en espacios públicos y reabrir indefinidamente los debates sobre la estructura de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) sería, básicamente, repetir lo que ocurrió en la primera legislatura. Hay asuntos más importantes y donde, en verdad se necesitan regulaciones efectivas, que deberían concentrar la atención del Congreso.

Será interesante ver cómo van a operar las coaliciones en el parlamento. Durante su primer año de funcionamiento, el Gobierno se vio en graves dificultades para conseguir el apoyo de una mayoría de los parlamentarios. Ahora, el Senado será presidido por un miembro del Partido Liberal y la Cámara de Representantes, por uno de Cambio Radical; dos colectividades que se han declarado en independencia. ¿Quién será la voz que impondrá las prioridades de la agenda? ¿Será este el año, como es tradición, de las iniciativas parlamentarias o podrá la administración Duque tramitar la aprobación de sus proyectos ambiciosos, como la anunciada reforma pensional? Sería muy lamentable que el Estado siga estancado en dinámicas infructuosas.

El otro gran interrogante es qué ocurrirá estos meses de elecciones regionales, cuando abundan los incentivos para el individualismo y la cacería de favores políticos. Una vez elegidos los mandatarios de las entidades territoriales, ¿cómo será la coordinación entre el Legislativo y el resto del país? ¿Se tomarán, por fin, las medidas de transparencia que los colombianos vienen clamando desde hace un tiempo?

Ya es lugar común hablar de la desfavorabilidad del Congreso, pero no por eso deja de ser cierta. Los parlamentarios deben entender que su comportamiento los ha envuelto en una crisis de legitimidad. Deben aprovechar esta legislatura para empezar a enmendar esta situación.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.

Nota del director. Necesitamos lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Por favor, considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.

Le puede interesar: "Congresistas de Colombia ganan más que los del resto de América Latina" 

Por El Espectador

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar