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La política exterior de Gustavo Petro

30 de junio de 2022 - 05:00 a. m.
Colombia debe recuperar el importante espacio que le corresponde mediante una relación especial con los Estados Unidos, así como una mayor cercanía e integración con los países democráticos de la región. / Fotografía de archivo de Rafa Salafranca (EFE)
Colombia debe recuperar el importante espacio que le corresponde mediante una relación especial con los Estados Unidos, así como una mayor cercanía e integración con los países democráticos de la región. / Fotografía de archivo de Rafa Salafranca (EFE)
Foto: EFE - Rafa Salafranca

Los retos que afrontará el presidente electo, Gustavo Petro, en materia de política exterior son diversos. La designación de Álvaro Leyva Durán como nuevo canciller es un acierto que apunta hacia la prudencia y sensatez con la que se deben conducir las relaciones internacionales en esta compleja coyuntura regional y mundial. Colombia debe recuperar el importante espacio que le corresponde por tradición con una relación especial con los Estados Unidos, así como una mayor cercanía e integración con los países democráticos de la región. Su diplomacia para la paz, de la mano de Leyva, apunta en la dirección correcta.

“Recuperar el sitio en dignidad que nos corresponde en el mundo y la integración latinoamericana es parte del reto”, dijo Leyva al aceptar su designación. Una de las características de un ministro de Relaciones Exteriores es su habilidad para negociar, que requiere altas dosis de paciencia, generación de confianza y una gran capacidad para alcanzar consensos. El canciller designado ha demostrado su formación para el cargo tras una vida dedicada a la búsqueda de la paz con los grupos alzados en armas, desde el gobierno de Belisario Betancur, pasando por los diálogos en el Caguán, hasta las negociaciones con las Farc en La Habana. Esta experiencia le será de gran utilidad cuando salga a los escenarios internacionales a apuntalar el apoyo a la paz, a diferencia de lo ocurrido con el actual Gobierno, que mantuvo un discurso de respeto por esta en el extranjero, pero una actitud contraria a los acuerdos y sus mecanismos en el país.

Las primeras señales en el ámbito regional han sido positivas para el presidente electo. Recibió llamadas del presidente Joe Biden y de Anthony Blinken, su secretario de Estado. Además, se reunió con Francisco Palmieri, embajador encargado de Estados Unidos; con Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU, y con los embajadores de los países europeos. No es usual que a pocos días de su triunfo un mandatario electo mantenga una agenda diplomática tan intensa, en especial por la casi inmediata llamada de Biden, lo que da muestras del interés de la comunidad internacional por el nuevo gobierno y su política exterior. Sus lineamientos en materia de la defensa integral de la democracia, del respeto por los derechos humanos, la libertad de información y la separación de poderes son principios esenciales que se deben aplicar tanto en lo interno como en lo internacional.

Más allá de la necesaria armonización interna y externa del tema de la paz, Gustavo Petro y Álvaro Leyva tendrán que lidiar con el complejo tema de la relación con dictaduras como las de Cuba, Nicaragua y Venezuela. En una entrevista para Cambio, Petro fue claro al señalar cómo el régimen de Ortega tiene encarcelados a quienes hicieron la revolución contra Somoza, además amigos del M-19. Con Venezuela, acierta al señalar que habrá un proceso gradual de restablecimiento de relaciones, pero que urge comenzar por la reapertura de la frontera y los consulados. Con respecto a Nicolás Maduro, no debe olvidar que lo que sucede en el país vecino no es diferente a lo de Daniel Ortega y el régimen venezolano ha sido señalado por la OEA y la ONU de comisión de delitos de lesa humanidad. Otro aspecto que deberá manejar será su relación con gobiernos de corte populista como los de México y Argentina, mientras sus recientes declaraciones lo acercan, en buena hora, mucho más a la nueva izquierda del presidente chileno Gabriel Boric.

En un mundo y una región donde se están definiendo tendencias entre sistemas democráticos de gobierno enfrentados a populismos autoritarios o a abiertas autocracias, el rumbo que tomen el nuevo presidente y su canciller marcará mucho la inserción de Colombia en este nuevo escenario internacional.

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