¿La verdad no es la verdad?

El Espectador
20 de agosto de 2018 - 05:00 a. m.
Rudolph Giuliani (izquierda), abogado de Donald Trump (derecha), dijo que "la verdad no es verdad". Eso resume uno de los retos modernos más difíciles que enfrentan nuestras sociedades. / Foto: AFP
Rudolph Giuliani (izquierda), abogado de Donald Trump (derecha), dijo que "la verdad no es verdad". Eso resume uno de los retos modernos más difíciles que enfrentan nuestras sociedades. / Foto: AFP

Rudolph Giuliani, abogado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una frase que bien podría resumir esta época de glorificación de la desinformación. Mirando a la cámara, sin una pizca de ironía, dijo: “La verdad no es la verdad”.

No es la primera confesión descarada en este tema proveniente de la administración Trump, por supuesto. Es inolvidable que, recién desempacado en la Casa Blanca, una de sus principales asesoras, Kellyanne Conway, dijo que el Gobierno no estaba dando datos falsos, sino “hechos alternos”.

Lo que subyace a esas declaraciones incendiarias es uno de los principales retos que las sociedades modernas están enfrentando: ¿cómo construimos en medio de la polarización? ¿Cómo llegamos a un lugar común si distintos sectores de la población tienen versiones diversas, a menudo contradictorias entre sí, sobre lo que es “cierto”?

Se trata, también, de una pregunta existencial para el periodismo a nivel mundial. ¿Qué rol estamos los periodistas llamados a cumplir? ¿Cómo respondemos al odio de quienes nos ven como los enemigos de “su verdad”? ¿Cómo, además, nos desprendemos de nuestros propios sesgos cognitivos?

La semana pasada, cerca de 300 medios estadounidenses publicaron editoriales rechazando la violencia de Donald Trump contra el periodismo. Respondiendo a un llamado del Boston Globe, distintas juntas editoriales hablaron de lo obvio: cuando se señala a los periodistas de ser “el partido de la oposición” y máquinas de “noticias falsas”, no sólo se vulnera la democracia, sino que además se pone a esas personas en riesgo. La violencia, en ese país y también en Colombia, ha sido una de las maneras predilectas de proteger “verdades” que incomodan cuando alguien hace preguntas difíciles.

No se trata de hacer una defensa terca del periodismo. Es evidente que los errores abundan y que nuestra labor debe estar abierta a una crítica constante. Pero cuando las sociedades permiten que el concepto mismo de “verdad” sea flexible, triunfa el autoritarismo mesiánico. ¿De verdad queremos un mundo donde la realidad sea lo que el gobierno de turno diga que es?

La “verdad” es difícil. Por eso, el periodismo aspira a construir la “verdad” más completa posible, siendo consciente de que hay versiones encontradas y que incluso nuestros sentidos nos engañan al momento de percibir y procesar la realidad. Pero que nuestra búsqueda de la verdad sea imperfecta no significa que entonces cualquier cosa debe aceptarse sin cuestionamiento alguno.

Para ilustrar el punto anterior, CNN lanzó una campaña publicitaria hace unos meses donde salía en pantalla una manzana. “Esto es una manzana”, dice el narrador. “Hay personas que te querrán decir que es un banano. Pueden gritar: ¡banano!, ¡banano!, ¡banano!, una y otra y otra vez. Pueden escribir BANANO en mayúsculas. Incluso puedes empezar a creer que se trata de un banano. Pero no lo es. Es una manzana”.

La verdad, a riesgo de ser obvios, es la verdad. No podemos permitir que los poderosos nos convenzan de lo contrario.

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Por El Espectador

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