La presencia en Colombia de Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, cumplió con los objetivos previstos por el Gobierno del presidente Iván Duque. El primero y más visible, asistir a una reunión de alto nivel, con cancilleres de la región, para tratar el grave problema de los migrantes que buscan llegar al país del norte. El segundo, continuar con el proceso de restañar los daños ocasionados por la forma en que algunos funcionarios desde el Gobierno y en el Centro Democrático se jugaron por la reelección de Donald Trump.
La Conferencia Ministerial sobre Migración, convocada por el Gobierno colombiano, se constituyó en un espacio necesario para abordar esta compleja realidad que afecta a buena parte de los países del continente, desde Chile hasta Estados Unidos. Los cerca de seis millones de venezolanos que han tenido que huir de su país, así como los miles de haitianos, cubanos y algunos africanos que abandonan sus países de origen con la esperanza de encontrar un futuro mejor en el país del norte, están generando un creciente problema para aquellas naciones que sirven de tránsito o, en el caso de Colombia, Ecuador, Perú y Chile, especialmente, que se han convertido en lugares de destino.
El gobierno de Estados Unidos viene enfrentando una situación crítica en su frontera con México, pues desde que Biden llegó a la Presidencia se ha aumentado significativamente el número de quienes cruzan o buscan cruzar la frontera en busca de asilo. Para Colombia, se calcula que de los 70.000 migrantes que han cruzado el Tapón del Darién este año, cerca de 500 han fallecido en el intento y unos 20.000 haitianos se encuentran varados en Necoclí, buscando cómo seguir su camino hacia Panamá. Según el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, se está explorando la posibilidad de que algunos países suramericanos, entre ellos Colombia, reciban migrantes haitianos, contando para ello con el apoyo de Washington.
Iván Duque tuvo un gran acierto al expedir el Estatuto de Protección Temporal para migrantes venezolanos, que se ha convertido en un ejemplo a escala internacional. Esto le ha permitido tener una aproximación legítima tanto a gobiernos amigos como a organismos internacionales para que entiendan el compromiso que ha asumido Colombia y, en contraprestación, hagan aportes económicos significativos para atender esta situación. De otro lado, se logra cambiar el eje de la relación con Washington, que se había centrado en seguridad y narcotráfico, para encontrar ahora fórmulas bilaterales y multilaterales para temas como la migración y el cambio climático.
Este acto de generosidad de Duque le ha servido, además, para acercarse a la administración Biden. En este proceso de recomponer las relaciones con la Casa Blanca, encontrar temas comunes que sean de beneficio bilateral, como el de los migrantes, sirve de puente entre los dos gobiernos. En 2021 se cumplen 200 años desde el establecimiento de las relaciones bilaterales que han convertido a Colombia en un aliado estratégico para Washington. A pesar de que Joe Biden no ha recibido a Duque en la Casa Blanca, la cercanía entre los dos gobiernos y sus funcionarios se mantiene a buen nivel, así no suceda lo mismo con la bancada demócrata en el Congreso.
Blinken fue muy amigable en sus comentarios al definir a Colombia como “uno de los aliados más importantes” de su país y “la piedra angular de nuestro hemisferio compartido”, además de destacar que Biden y él ven al presidente Duque como “un gran amigo de Estados Unidos”. De igual manera, en el marco de la visita de Blinken, se llevó a cabo, adicionalmente, un encuentro ministerial del que formaron parte las autoridades gubernamentales de ambos países en temas como la implementación del Acuerdo de Paz, la política antidrogas, los derechos humanos y el cambio climático.
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