El reciente acuerdo entre la empresa Dominion Voting Systems y la poderosa cadena de noticias Fox News, en Estados Unidos, sienta un importante precedente para la defensa de la verdad frente a la reiterada emisión de mentiras, en este caso sobre el supuesto fraude electoral en las pasadas elecciones presidenciales. Fox, que llega a más de 75 millones de personas, incluyendo los sectores más radicales del Partido Republicano, deberá pagar US$787,5 millones a Dominion por difamación. Con este arreglo, la cadena evitó que sus altos directivos y presentadores tuvieran que contar en el juicio todo lo que hicieron tras bastidores. Queda por resolver otro caso similar con la empresa Smartmatic.
Se cierra así un primer capítulo sobre un tema que generó preocupación no solo en los medios, sino entre quienes buscan que los estándares mínimos del buen periodismo, basados en la emisión o publicación de hechos ciertos y comprobados, sean la constante y no la excepción. En el juicio, los abogados de Dominion hubiesen tenido que demostrar que Fox difundió mentiras con conocimiento de que lo eran y con el deseo de causar un efecto en el público. Dichas falsedades reiteradas ya habían hecho carrera frente a la pandemia del COVID y sus efectos, que en el canal minimizaron de manera permanente, así como el haberse alineado con el discurso presidencial que negaba los graves efectos del calentamiento global.
Esta realidad está vinculada de manera directa con la falacia que propagó el entonces presidente Trump para tratar de convencer a su electorado de que él perdió frente a Joe Biden por un gran fraude que le arrebató el triunfo. Fox jugó el papel esencial de darles cabida a todas estas mentiras y aumentarlas; sobre esa base fueron retomadas por las redes sociales. Dos años después de ocurridos los hechos, según las encuestas todavía hay un 70 % de votantes republicanos que creen que hubo fraude en las elecciones, sin tener una sola evidencia que lo compruebe.
El tema no es menor. Hay que recordar que, debido a las falsas informaciones dadas por Trump, amplificadas por Fox, se dio el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. Que una turba, impulsada por el llamado de su presidente a defender “su” resultado electoral, hubiera puesto en jaque a la democracia del país del norte fue un campanazo de alerta. Una comisión del Congreso entregó el año pasado un informe con un señalamiento directo a la Casa Blanca de Trump. Uno de sus puntos importantes radica en que la actuación de Fox tuvo un papel preponderante para que esto ocurriera. A pesar de la gravedad de los hechos, el canal presentó los hechos como un “caos pacífico”, para restarles toda importancia, a pesar de los muertos, 140 heridos y numerosos daños ocasionados.
Fox, propiedad del magnate Rupert Murdoch, ha logrado reunir una gran cantidad de audiencia basándose en la radicalización hacia la extrema derecha. La emisión de noticias falsas, medias verdades y teorías de una conspiración inexistente ha calado de manera profunda entre los republicanos. La cadena fue uno de los factores esenciales en el triunfo de Trump en 2016. No solo las noticias, sino especialmente sus presentadores estrella: Tucker Carlson y Maria Bartiromo se dedicaron a ser su caja de resonancia durante el cuatrienio. El entonces presidente solía llamar a alguno de los populares shows y conversar con el presentador de su confianza dando, en vivo y en directo, informaciones falsas o tendenciosas sin ningún tipo de contrapreguntas ni la mínima verificación de los hechos.
De momento Fox se libra, gracias al pago de esta gran suma de dinero, de tener que desnudar ante el público todo lo que pasó, pero los mensajes internos que se cruzaron demuestran que lo hicieron a sabiendas de que estaban engañando al público. Todavía les queda el caso contra Smartmatic por las mismas afirmaciones infundadas.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.
Nota del director. Necesitamos de lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.