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Desde 2016 hasta 2032 se destinarán 340 mil millones anuales para este fin. El documento Confis, que puntualiza el origen de estos recursos, está por llegar. Sin embargo, la creación de la bolsa de fondos quedó ya estipulada. El paso a seguir para el Distrito, en el caso del metro, es el de conseguir un préstamo por el 30% faltante, lo que, en realidad, no debería ser muy difícil, dado el respaldo del gobierno central. Los estudios técnicos de la primera línea tampoco deberían ser un problema. Seis meses es tiempo suficiente para adelantarlos, al igual que para ponerse al día con los demás requerimientos, entre ellos, los jurídicos.
De esta manera, y como lo anunció el alcalde Samuel Moreno, es muy probable que el proyecto despegue el año que viene. Sin duda un gran logro. No obstante, es mucho lo que falta por hacer. El verdadero reto no es el de comenzar, sino el de llevar el metro a buen término. Esto implica, entre otras cosas, evitar la politización de las obras. No en vano emiten los expertos sus criterios y éstos no pueden doblegarse a los intereses de aquellos que ven en cualquier debate periodístico una oportunidad para sacar provecho político. Los trazados y estaciones deben favorecer a la población y no a la valorización de ciertos predios. Incumplir en la transparencia del proceso es peor que haber incumplido con la construcción del metro.
Además de un diseño responsable, está el reto del buen manejo de la construcción. Sobra decir que la ciudadanía está cansada de los sobrecostos, retrasos y errores de muchas de las obras que se encuentran en proceso. Si bien es cierto que mejorar el transporte de una ciudad de 8 millones de habitantes supone sacrificios, éstos no tienen por qué ser producto de una sucesión de malos manejos. Es fundamental aprender de los errores cometidos. Y, en este caso, la ayuda de una empresa de gerencia de proyectos, que se comprometa hasta su culminación, puede ser recomendable. El del metro es un proyecto que se extenderá por muchos años, no es por tanto recomendable que las obras crezcan huérfanas.
Finalmente, el gran reto está en tomar en serio la idea de un Sistema Integrado de Transporte Público (SIPT), el cual, en un futuro, debería incluir tanto buses como Transmilenio, trenes de cercanía y metro. Es perfectamente perjudicial entretenerse con el medio de transporte de moda y dejar de lado lo adelantado por las otras administraciones. La sobresaturación de Transmilenio en la Avenida Caracas es, por ejemplo, inadmisible. Hay que construir sobre lo ya construido. Y esto implica que más que el metro, el verdadero logro de la administración Moreno será el de adelantar el terreno para la unificación del transporte público. Sólo una planificación central podrá ofrecerle a la ciudad el desarrollo y la calidad de vida que requiere.
Así las cosas, aunque la firma del Conpes haya sido “la primera estación”, como lo afirmó el Alcalde, para que esta sea también la huella con la que la historia lo recuerde aún se necesitan varios esfuerzos. La inauguración del metro de París tomó lugar en 1898, es claro que estamos rezagados. Lagos, en Nigeria, tiene una población que supera los 6 millones y como Bogotá es de las únicas que no cuentan con un metro. El atraso de la ciudad en movilidad es evidente, el metro ciertamente contribuirá a la solución. Pero qué tan exitoso pueda ser todo el proceso, pese a las aparentemente buenas noticias, es algo que todavía está por verse.