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Mucho se avanza con un Estado más incluyente

El Espectador

05 de marzo de 2022 - 12:00 a. m.
Que la cédula reconozca a personas trans y no binarias da un mensaje estatal: existen, tienen derechos y no tienen que negar su identidad. / Fotografía de referencia: Cristian Garavito (El Espectador)

Es inexplicable la hostilidad contra las personas trans y no binarias. Pese a que su único reclamo es que se les reconozcan los derechos que merecen ante las instituciones de los Estados, la derecha más retardataria ha iniciado una cruzada mundial para sabotear los avances normativos que se han alcanzado en los últimos años. Ahora que la Corte Constitucional pidió al Gobierno y al Congreso que incluyan la categoría “no binario” en el componente “sexo” en los documentos de identidad, hemos visto candidatos hablando de una violación a las leyes de la biología o de otro ataque contra unos supuestos valores fundacionales de la nación. ¿Acaso respetar al otro y reconocerle su autonomía y autodeterminación no son los principios esenciales sobre los que hemos construido nuestro Estado?

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La decisión de la Corte Constitucional aterriza en medio del crecimiento del oscurantismo en el mundo. Texas, en Estados Unidos, adoptó una normativa para perseguir a padres y madres de jóvenes trans que los apoyen en el proceso de cambio de sexo. Florida, también en el país del norte, está promoviendo una ley que prohibiría hablar de orientación sexual e identidad de género en los colegios. La administración de Joe Biden ha prometido combatir legalmente las medidas, pero el daño ya está hecho: las personas trans recibieron el mensaje de que el estigma sigue vivo y cobra fuerza.

Lo más ruin de la campaña contra los derechos de las personas trans es que tiene como único propósito obtener réditos electorales. Para esto, utilizan discursos que son una mezcla de ignorancia y crueldad. En Colombia, por ejemplo, tan pronto se anunció la decisión de la Corte Constitucional, circuló en redes conservadoras el discurso de que se estaba atacando la biología. Cuando, de entrada, los más recientes avances científicos indican que el sexo no es binario y es mucho más complejo de lo que las pancartas políticas llevan a pensar.

Más importante aún, la pregunta de fondo es una de empatía: ¿qué fin constitucional se cumple al no querer reconocer la existencia de personas que han sido muy claras sobre su identidad? ¿Cuál es el daño en desestabilizar el binario en los documentos oficiales? ¿A quién afecta?

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En cambio, sí es mucho lo que se gana, en el aspecto simbólico y práctico, con una medida como la tomada por la Corte. Las personas trans y no binarias suelen tener serios problemas de salud mental a causa de la discriminación y la falta de acceso a todos los ámbitos de la sociedad. Que la cédula reconozca a las personas no binarias es un mensaje estatal potente: por supuesto que ustedes existen, tienen derechos y no tienen que negar su identidad ante nadie.

Haría bien el presidente de la República en adoptar con entusiasmo esta sentencia. Y lo mismo el próximo Congreso en sus regulaciones para facilitar el acceso de las personas no binarias a todos los trámites que suelen depender de la categoría “sexo”. Es un asunto de respeto mínimo en un país que se dice incluyente.

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