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No, al presidente de la República, Gustavo Petro, no pretenden censurarlo. Más allá de si la tutela contra sus consejos de ministros televisados en horario prime es procedente o no, lo que será fallado en unos días por el Consejo de Estado, la pregunta de fondo es si el mandatario tiene razón al insistir en que sus consejos son una manera de fomentar la libertad de información o más bien se trata de otro capricho en medio de la campaña electoral que decidió adelantar. Su hostilidad contra los canales privados de televisión, contra los términos de las concesiones vigentes y contra las justas críticas a gastar tanto tiempo de espacio televisivo muestran una Casa de Nariño cada vez más atrincherada en el sectarismo. La democracia, parecen decir, consiste en tener que proyectar al presidente y a su equipo en el momento en que deseen, por el tiempo que deseen y sin ningún tipo de control.
El presidente Petro ha lanzado una serie de acusaciones que no son ciertas. La primera es que el presidente Iván Duque hizo lo mismo que ahora él hace y que, en aquel entonces, supuestamente no recibió crítica alguna. Ya le dedicamos espacio a este argumento en el pasado, así que solo repetiremos lo esencial: Prevención y acción surgió en medio de un momento extraordinario, la pandemia, cuando era urgente comunicar a los colombianos las medidas tomadas dentro del confinamiento. Después, el presidente Duque abusó de su poder y de la paciencia del país queriendo convertir esos programas en un espacio de propaganda. En su momento, recibió recias críticas, de manera notable de miembros del partido del ahora presidente Petro. A todas luces, se trató de una extralimitación. ¿Por qué el presidente Petro se siente tan cómodo invocando un precedente que sus propios copartidarios criticaron en su momento?
Otra acusación es que hay una censura. “¿Colombia será el primer país del mundo actual en censurar a su presidente, elegido por el voto popular, por poderes fácticos, no elegidos en ninguna parte, pero eso sí, dueños de mucho dinero, y el presidente es progresista y del campo de los trabajadores?”, escribió el mandatario. Si suena a discurso en medio de campaña política es porque, en efecto, la Casa de Nariño ya está concentrada en el 2026. Nadie está censurando al presidente. Al sol de hoy, sus consejos han sido retransmitidos, aunque eso implique perder pauta clave e imponerles a los colombianos una sola opción para ver en el horario prime de la televisión abierta. Incluso si, eventualmente, se prohibiera que los consejos de ministros salieran en los canales privados cada vez que el presidente lo quiera, podría seguir haciéndolo en los públicos, si ya ha convertido RTVC en megáfono de los discursos oficialistas. Y eso sin contar las redes sociales, donde la presencia del mandatario es notable. El presidente tiene muchísimas maneras de llegar a la audiencia.
Finalmente, se nos dice que transmitir los consejos de ministros garantiza la libertad de información y es ordenado por la ley. Pero no son alocuciones ni tampoco se trata de comunicaciones urgentes. Son, más bien, espacios para que el Gobierno se explaye, como está en su derecho de hacerlo. La pregunta es: ¿por qué democracia es que el presidente pueda utilizar los canales a su antojo? ¿La versión oficial, entonces, debe forzarse en el horario estelar? Para responder, hay que recordar que el mismo mandatario arrancó ya la campaña política del 2026.
* El Espectador hace parte del mismo grupo de medios al que pertenece Caracol Televisión.
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