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Nadie responde por la reforma política

El Espectador

24 de marzo de 2023 - 09:00 p. m.
En un país que ha pedido cambio y responsabilidad a su clase política, lo que nos está entregando el Congreso es lamentable. / Foto: Cortesía

Fue extraño ver el afán de todos los partidos políticos por enterrar la reforma política. No porque no hubiese razones para hacerlo: sobraban, como lo comentamos desde el año pasado, cuando uno de los proyectos insignia del presidente Gustavo Petro se convirtió en una feria de beneficios para el partido de gobierno y los actuales congresistas. Más bien, porque parecíamos estar presenciando un episodio digno de Macondo: el del proyecto de ley que nadie presentó y nadie apoyó. Una de esas curiosidades que nos deja el Congreso, entidad que por esa y tantas razones suele liderar las mediciones de desconfianza entre los colombianos.

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Al final, el Gobierno fue el que celebró el triunfo. El presidente del Senado, Roy Barreras, rompió ante las cámaras la ponencia de la reforma política y la votación unánime en la Comisión Primera fue por el retiro de la propuesta. En redes, desde el presidente Petro hasta varios representantes de su coalición de gobierno hablaron de cómo se pervirtió el objetivo y prometieron que volverán a intentarlo. Mientras tanto, la oposición, tal vez con más méritos aunque no sin varios rabos de paja, se adjudicaba el fracaso del proyecto. Tanta felicidad y premura por reclamar un triunfo político ignoró la esencia del debate: Colombia se quedó, una vez más, sin una reforma esencial y los congresistas demostraron su incapacidad de regular las reglas que los eligen.

Mientras el Congreso sigue su marcha a paso apresurado, con un ojo en las reformas ambiciosas del Gobierno y el otro en las elecciones locales de octubre, el fracaso de la reforma política evidencia la dura realidad de la coalición del presidente en el Legislativo. Cada vez más, el Partido Liberal, la U y el Partido Conservador muestran los dientes y obstaculizan el funcionamiento de la aplanadora que vimos el año pasado. Mientras tanto, los debates dentro del mismo Pacto Histórico y la Alianza Verde revelan una gobernabilidad cuestionada. ¿Podrá el Gobierno navegar un año tan complejo? ¿Qué ocurrirá con los debates de las otras reformas, tan importantes para el país?

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También, aunque quizá sea en vano, nos preguntamos por la responsabilidad política de lo ocurrido con la reforma recién enterrada. Aunque ahora nadie quiera reconocer su relación con el proyecto, la verdad es que tanto el Gobierno como la bancada del Pacto Histórico y varios senadores que luego se declararon en oposición hicieron parte del trámite. El resultado es que les confirmaron a los colombianos las peores sospechas sobre el Congreso de la República y nadie quiere dar la cara. ¿Cómo se construye confianza de esa forma?

Nos quedan, ahora, unas elecciones regionales con decenas de partidos, falta de liderazgo político, un Gobierno maltrecho y una oposición poco propositiva. En un país que ha pedido cambio y responsabilidad a su clase política, lo que nos está entregando el Congreso es lamentable. Mal augurio para lo que está por venir y para futuras reformas políticas.

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