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Netanyahu no se detiene

El Espectador

20 de septiembre de 2025 - 12:02 a. m.
El Gobierno de Netanyahu ha respondido evadiendo responsabilidad y argumentando que luchará hasta que erradiquen a Hamás. Pero esa cruzada no tiene fin realista y esconde la debilidad del primer ministro dentro de su propio país.
Foto: EFE - MOHAMMED SABER

Ayer, Israel anunció que seguirá con su ataque a la Ciudad de Gaza. “Las Fuerzas de Defensa de Israel seguirán actuando con una fuerza sin precedentes contra Hamás y otras organizaciones terroristas”, escribió en X el portavoz militar, Avichay Adraee. Esto a pesar de que medio millón de palestinos siguen viviendo en la ciudad, sin poder huir ni tener a dónde ir, y con organizaciones de todo tipo pidiéndole al Gobierno de Benjamín Netanyahu que pare su ofensiva. Nada parece ser suficiente para detener una campaña irracional, asesina y que sigue dejando muertes de niños, niñas y adolescentes todos los días.

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Esta semana, The New York Times reportó que las encuestas dentro de Israel muestran que la mayoría de las personas desean una salida negociada que devuelva los rehenes secuestrados por Hamás y detenga la violencia en Palestina. El periódico estadounidense también entrevistó a Danny Elgarat, hermano de Itzik Elgarat, uno de los secuestrados que fue asesinado por Hamás. “Es desafortunado que el primer ministro Netanyahu diga que no hay otra opción. Nosotros decimos que sí hay una opción: renuncie y déjennos traer a otro primer ministro que termine con la guerra y traiga a los rehenes a casa”, dijo. Otros familiares de las personas secuestradas llevan varios días protestando cerca de la residencia del primer ministro.

Fuera de Israel, las críticas siguen siendo vehementes. Navi Pillay, líder de un panel de las Naciones Unidas que está investigando la guerra en Gaza y que esta semana concluyó que se trata de un genocidio, publicó una declaración contundente. “La responsabilidad para los crímenes atroces recae sobre las más altas autoridades de Israel que han orquestado una campaña genocida durante dos años con el propósito específico de destruir el grupo palestino en Gaza”. Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea y quien suele dar declaraciones sin mucha vehemencia, rompió la tradición esta semana: “los eventos horrorosos que están ocurriendo en Gaza a diario deben detenerse. Debe haber un cese al fuego inmediato, así como acceso sin restricciones de la ayuda humanitaria”. El Gobierno de Catar, que vio su soberanía violada por Israel en un ataque la semana pasada, dijo que la toma de la Ciudad de Gaza está violando el derecho internacional.

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A todo lo anterior, el Gobierno de Netanyahu ha respondido evadiendo responsabilidad y argumentando que luchará hasta que erradiquen a Hamás. Pero esa cruzada no tiene fin realista y esconde la debilidad del primer ministro dentro de su propio país. Por supuesto que los rehenes israelíes deben ser liberados y que el terrorismo contra el Estado judío es inaceptable. Sin embargo, ante los ojos del mundo ha quedado en evidencia una respuesta desproporcionada y criminal. Esa “fuerza sin precedentes” ha causado hambruna, destrucción, traumatizado a una generación entera de niños y niñas palestinas, y cobrado vidas de personas inocentes. También ha desestabilizado el orden internacional basado en reglas y demostrado que no podemos detener un genocidio.

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