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Mientras en Colombia se celebra la cercanía diplomática y económica con China, el Partido Comunista Chino sigue demostrando su obsesión violenta contra las libertades individuales, de prensa y de autodeterminación de los pueblos. Un año terrorífico para los defensores de la democracia en Asia, y en Hong Kong ahora termina con nuevos cierres de medios, amenazas al Estado de Taiwán y extorsiones a Lituania por adoptar una diplomacia valiente. Con la creciente influencia global de la potencia asiática, los interrogantes se hacen más urgentes: ¿no importan, acaso, las violaciones a los derechos humanos básicos?
Temprano el día de ayer, más de 200 agentes uniformados pertenecientes a la fuerza pública de Hong Kong entraron a las oficinas de Stand News, uno de los pocos medios independientes y prodemocracia que quedaban en la isla. Allí se llevaron todos los registros de sus investigaciones, arrestaron a siete personas y confiscaron US$64.000 en efectivo. Entre los capturados está Patrick Lam, director del medio. ¿Y cuál fue el crimen? “Sedición”. En otras palabras, pedir que en Hong Kong haya democracia, algo que ofende al Partido Comunista Chino, que lleva varios años apretando su mordaza sobre los ciudadanos libres de la isla. Esto se une a las capturas de políticos y líderes estudiantiles que se han opuesto a la represión del régimen de Xi Jinping.
En un comunicado, Stand News anunció el despido de todos sus empleados y su cierre definitivo. “Stand News era editorialmente independiente y se dedicaba a proteger los valores centrales de Hong Kong como la democracia, los derechos humanos, la libertad y el papel de la ley y la justicia”, escribieron. “Debido a la situación actual, Stand News dejará de operar inmediatamente y dejará de actualizar su web y sus redes sociales”. Otro triunfo para el autoritarismo chino ante la complicidad silenciosa de intelectuales en todo el mundo.
No fue la única mala noticia. Taiwán, que se independizó de China continental hace años y tiene una de las democracias más sólidas del planeta, está siendo asfixiada y amenazada. La diplomacia del Partido Comunista Chino es clara: si quieren negocios con el país comunista, no se puede reconocer a la isla. Hace poco Nicaragua, que había reconocido históricamente a Taiwán, rompió relaciones para entablarlas con el régimen de Xi Jinping. Colombia tampoco reconoce al Estado de Taiwán. Y ahora, Ma Xiaoguang, portavoz del Partido Comunista Chino, dijo: “Si las fuerzas separatistas de Taiwán que buscan la independencia provocan, ejercen la fuerza o incluso traspasan cualquier línea roja, tendremos que tomar medidas drásticas”. Se está alimentando el fuego retórico para una guerra de anexión definitiva.
Hace poco también Lituania cayó en la mira de China. Como el país europeo fortaleció sus lazos con Taiwán, el Partido Comunista Chino respondió con furia. No solo degradó sus relaciones diplomáticas con el miembro de la Unión Europea, sino que Zhao Lijian, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, lanzó una amenaza: “Aquellos que insisten en apoyar las fuerzas secesionistas de Taiwán caerán eventualmente en la caneca de basura de la historia”.
El poderío económico de China le ha garantizado espacios globales sin rendir cuentas por su autoritarismo. Pero los Estados democráticos no pueden proclamarse defensores de las libertades individuales mientras guardan silencio por los atropellos que estamos viendo en Europa y Asia. ¿Hasta cuándo tendrá el Partido Comunista Chino un cheque en blanco para llevar a cabo sus campañas de silenciamiento de la oposición?
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