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El corredor verde será decisión del próximo alcalde de Bogotá. A pesar de ser uno de los proyectos insignia de la alcaldesa, Claudia López, su incoherencia con el Plan de Desarrollo Distrital y las numerosas críticas al diseño de la obra llevaron a la suspensión de la licitación por orden del juez 35 administrativo de la capital. Aunque la decisión judicial sienta un precedente preocupante, a todas luces se trata del fracaso de la Alcaldía en un proyecto que, en todo caso, era mejor refrendarlo en las urnas. ¿Será que el próximo ocupante del Palacio Liévano sí podrá intervenir la vía emblemática de la ciudad?
Durante 25 años se ha intentado modificar la carrera séptima de Bogotá y lo único que le ha quedado a la ciudad son alcaldes frustrados, miles de millones de pesos en estudios desperdiciados y una movilidad cada vez más colapsada. El corredor verde se anunció con bombos y platillos, e incluso en estas páginas defendimos la necesidad de realizar una modificación sustancial de la carrera séptima para mejorar la calidad de vida de quienes residen en Bogotá, pero desde el principio hubo polémica. Por ejemplo, los renders de la Alcaldía fueron cuestionados por no dar cuenta de la tala masiva de árboles que iba a llevarse a cabo. También se han conocido críticas por la ausencia de estudios ambientales, así como por el diseño mismo de la iniciativa, que dejaba serias preguntas sobre cómo se iba a construir el corredor en zonas de mayor congestión y poco espacio.
Al final, la principal crítica y que terminó tumbando la licitación fue la promesa de la alcaldesa de no construir troncales de Transmilenio en la séptima. Era evidente que el corredor iba a ser justamente eso y, por la incongruencia, el juez administrativo detuvo la licitación. Ahora, algo preocupante sobre la decisión es que en ella se pide suspender la licitación “hasta tanto el proyecto del corredor verde por la carrera séptima sea ajustado y eliminada de su diseño la construcción de troncales para la implementación de un sistema de transporte público masivo”. Expertos han preguntado si ese precedente implica que no se puede construir ningún mecanismo de transporte masivo en la séptima, lo que sería nefasto para la ciudad. Por eso la alcaldesa López dijo, con razón, que el “juez ordena que nunca se podrán hacer carriles exclusivos para buses eléctricos”. Es necesaria una apelación que modifique esa limitación.
Tenemos, entonces, algunas certezas: el corredor verde ya no será licitado por la alcaldesa López, se suma un fracaso más en el propósito de intervenir la carrera séptima y el próximo alcalde deberá tomar una decisión rápida sobre el tema. También consideramos que lo innegociable es la necesidad de hacer algo, pues 2,5 millones de personas se movilizan por esta vía y el paradigma de los vehículos particulares debe abandonarse. Las personas que votan en Bogotá irán a las urnas para decidir sobre este y otros proyectos como el metro, y esperamos que, después de elecciones, se pueda avanzar en la construcción de la Bogotá del futuro. No podemos vivir estancados en frustraciones.
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