Otra manera de luchar contra las drogas

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El Espectador
01 de agosto de 2019 - 05:00 a. m.
Es momento de cambiar de rumbo para ver si logramos modificar el paradigma de las drogas en Colombia. / Foto: Cristian Garavito - El Espectador
Es momento de cambiar de rumbo para ver si logramos modificar el paradigma de las drogas en Colombia. / Foto: Cristian Garavito - El Espectador
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Con el inicio de la nueva legislatura, un grupo de parlamentarios de diversos partidos políticos decidieron presentar una serie de ambiciosas reformas a la política antidrogas del país. Sería una lástima que estas iniciativas se asfixien en medio del frenesí legislativo, pues se trata de uno de los temas esenciales para Colombia. ¿Seremos capaces de empezar a cambiar el enfoque de la fallida guerra contra las drogas?

Ya hemos dedicado suficientes palabras en este espacio a demostrar que la guerra contra las drogas, en los términos en que se inició hace décadas y que no se han modificado, es un fracaso. Basta recordar dos realidades. Primera, aunque la intención ha sido estigmatizar los estupefacientes, el consumo no ha hecho más que aumentar entre los colombianos. Segunda, los carteles del narcotráfico siguen teniendo enorme poder en el país y no todo se soluciona con el uso de glifosato para asperjar los cultivos ilícitos, como lo sugieren el Gobierno Nacional y sus partidos afines.

Por eso, la autoproclamada “bancada alternativa” propuso una serie de proyectos que, de ser aprobados, le cambiarían el enfoque a la lucha contra las drogas. Es momento de cambiar de rumbo para ver si logramos modificar el paradigma de las drogas en Colombia.

Miembros de los Decentes, el Partido Liberal, el Polo, la Alianza Verde, el MAIS, la FARC, la U y Cambio Radical sugieren una serie de reformas a la Constitución y la ley que permitan entender la lucha contra las drogas como una cuestión de salud pública donde también están involucrados los derechos individuales. Ese enfoque, que es diametralmente opuesto a la estrategia del Gobierno, debería ser el futuro de esta batalla.

Una de las propuestas es reformar el artículo 49 de la Carta Política para que quede de la siguiente manera: “El porte y consumo de sustancias estupefacientes, psicoactivas o psicotrópicas estará reglamentado por la ley bajo los enfoques de salud pública, derechos humanos, reducción de riesgos y daños, determinantes sociales, así como la eliminación del estigma y la discriminación y la no penalización en razón del consumo”.

También se presentó una iniciativa que crearía el Instituto Nacional de Prevención y Atención del Consumo de Sustancias Psicoativas (Inpac), una entidad especializada encargada de estudiar el tema y formular las políticas adecuadas para que, en efecto, se trate como un problema de salud pública.

Finalmente, sobre la mesa también está la legalización del uso recreativo de la marihuana (una medida que ya se ha aprobado y ha dado buenos resultados en otros países, incluyendo varios estados de los Estados Unidos) y el trato diferenciado a los campesinos que vivan de los cultivos ilícitos.

¿Por qué, con estas propuestas sobre la mesa, seguimos privilegiando una estrategia que no ha solucionado el problema en todos estos años? Hay otra manera de hacer las cosas, pero Colombia sigue en el pasado. Haría bien el Congreso en no dejar morir estas iniciativas.

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