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Para tener “paz total” se necesita claridad total

18 de septiembre de 2022 - 05:00 a. m.
El propósito de silenciar todas las armas es sin duda loable, pero lo que se negocie y cómo se negocie es la esencia para que el resultado sea viable y de largo plazo.
El propósito de silenciar todas las armas es sin duda loable, pero lo que se negocie y cómo se negocie es la esencia para que el resultado sea viable y de largo plazo.
Foto: EFE - Carlos Ortega

Sorprendió a muchos que el ex alto comisionado para la Paz Sergio Jaramillo fuese tan crítico con la propuesta de “paz total” del gobierno de Gustavo Petro. También generó tensión y sospecha el rechazo que al respecto enunció el Eln la semana pasada. Y aunque algunos emisarios de la paz total han dedicado tiempo a divulgar y debatir las premisas y estructura del proyecto, la realidad es que no ha sido suficiente el esfuerzo para dejar claro en qué consiste esta apuesta por un armisticio generalizado, cómo se pretende negociar y de qué manera se relaciona con el Acuerdo de Paz con las Farc.

En síntesis, las preocupaciones que explicó Jaramillo, en diálogo con Noticias Caracol, son dos. Por un lado, está la pérdida de atención sobre la implementación de lo ya pactado con las extintas Farc, tanto en términos de avances en política pública como de seguimiento efectivo a los puntos del Acuerdo. A este primer punto, el senador Iván Cepeda respondió recordando el compromiso que hizo el presidente Petro en su posesión: “Cumpliremos el Acuerdo de Paz, seguiremos a rajatabla las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad y trabajaremos de manera incansable para llevar paz y tranquilidad a cada rincón de Colombia”. Después, enumeró algunos pasos que está dando el Gobierno para cumplir con el proceso de implementación del Acuerdo, que incluyen el diálogo con la Misión de Verificación de la ONU, la radicación del proyecto de reforma política y la disposición de presupuesto robusto para que el Ministerio de Agricultura pueda adelantar un proceso de reforma rural integral como el pactado.

El segundo conjunto de preocupaciones gira en torno al impacto que pueda tener el proyecto de paz sobre el compromiso de honrar el acuerdo actual. Y respecto a ello, seguimos sin encontrar respuestas sólidas frente a muchas preguntas que surgen. ¿Qué va a pasar con quienes incumplieron lo pactado y ahora integran las bandas criminales que el Gobierno busca desmovilizar? ¿Qué reformas se pueden negociar con grupos criminales sin bandera política? ¿Cuál es la moneda de cambio que pueda llevar al final de sus negocios ilegales para no reciclar simplemente la violencia que se pretende detener? ¿Dónde queda el reconocimiento a quienes adelantan procesos de justicia transicional y reintegración social si se pacta la desmovilización con penas reducidas para miembros de bandas criminales que no emprenderán un proceso restaurativo complejo como el vigente? Es esa falta de claridad por parte de los emisarios de la propuesta la que lleva a confusiones. Incluso, como reportamos en este medio, al rechazo por parte del Eln, que piensa que la “paz total” podría caer en generar condiciones de diálogo y acuerdo iguales para todos los actores armados, sin distinguir su origen político o criminal.

Hay quienes han aclarado que la propuesta de “paz total” funciona como un marco para ceses al fuego, negociaciones y acuerdos, y que está constituido por cinco pilares que entre otras cosas diferencian al Eln de organizaciones que no tendrían estatus de beligerancia ni, por ende, posibilidad de negociación. Pero, de nuevo, salta a la vista la debilidad que ha demostrado el nuevo Gobierno a la hora de comunicar sus propuestas, su viabilidad, su coherencia interna y su conveniencia generalizada.

En El Espectador hemos sido y seguiremos siendo enfáticos a la hora de apoyar los esfuerzos para alcanzar una Colombia en paz. Empero, por eso mismo debemos llamar la atención sobre el daño que la falta de claridad tiene sobre la legitimidad de ese sueño. El propósito de silenciar todas las armas es sin duda loable, pero lo que se negocie y cómo se negocie es la esencia para que el resultado sea viable y de largo plazo.

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